¿Esto es 3I/Atlas?

Hace unos días las redes sociales ardieron con una imagen del rover Perseverance que mostraba una franja brillante en el cielo marciano. La foto, tomada el 4 de octubre de 2025, llegó en el momento perfecto: justo cuando el cometa interestelar 3I/ATLAS pasaba cerca de Marte. Y claro, no faltó quien viera en ese trazo luminoso la confirmación definitiva de que no estamos solos en el universo. Hasta Avi Loeb, el astrofísico de Harvard que lleva años buscando tecnología alienígena en cada roca espacial que pasa cerca, se lanzó a hacer números y a sugerir que aquello podría ser algo «no natural».
Loeb hizo lo que mejor sabe hacer: echar cuentas. Tomó el campo de visión de la cámara Navcam del Perseverance, calculó que cada píxel equivaldría a unos 12.500 kilómetros a la distancia del cometa y concluyó que la franja mediría unos 50.000 kilómetros de largo. El problema es que el núcleo del cometa apenas tiene entre 5 y 6 kilómetros de diámetro según las observaciones del Hubble. Entonces, ¿cómo algo tan pequeño deja un rastro tan enorme? Fácil: apilando cientos de exposiciones durante varios minutos. Es un efecto conocido en astrofotografía, pero Loeb dejó caer la semillita de la duda insinuando que si la imagen fuera una sola toma podríamos estar ante algo cercano y artificial. Y así, sin más, la especulación estaba servida.
Lo primero que hay que entender es que las cámaras del Perseverance no están diseñadas para hacer astrofotografía de objetos lejanos. La Navcam sirve para que el rover sepa por dónde caminar, no para captar cometas a decenas de millones de kilómetros. Cuando la ESA y la NASA explicaron que sus instrumentos en Marte apenas podrían distinguir el cometa como una manchita difusa, no estaban siendo modestas: es que literalmente esas cámaras no pueden hacer más. El núcleo del 3I/ATLAS ocuparía menos de un píxel en las imágenes de los orbitadores marcianos, y solo se vería el halo de gas que lo rodea. Así que esa franja brillante y alargada de la foto del Perseverance no podía ser el cometa mismo.
Por ahora, tanto la NASA como el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) permanecen en silencio. La razón no responde a ningún misterio galáctico, sino a uno bastante terrenal: el cierre parcial del Gobierno estadounidense ha dejado en pausa forzada a aproximadamente 15.000 trabajadores de la agencia espacial –más del 80 % de su plantilla–, según reporta Space.com. Así, la publicación de datos y análisis permanece temporalmente en el limbo.
Una posible explicación, es que lo que registró la cámara del Perseverante era una de las lunas de Marte, Phobos o Deimos. Loeb también maneja esa posibilidad en su artículo. Pero sin la información de la NASA respecto de la orientación de la cámara en el momento de hacer la toma, y el numero de instantáneas que se tomaron simultáneamente, no podemos encontrar una respuesta indiscutible. En otras ocasiones, NASA ha publicado imágenes de Phobos tomadas desde el Perseverante, y el aspecto no era en absoluto ese.

Cuando se apilan varias exposiciones para aumentar la señal de objetos débiles, cualquier cosa que se mueva rápido deja una estela. Y eso es exactamente lo que pasó aquí. El Perseverance no estaba rastreando al cometa; estaba tomando series de imágenes para calibrar el polvo atmosférico y medir la luminosidad del cielo nocturno. En esas condiciones, el cometa habría sido demasiado tenue para destacar, pero una luna brillante cruzando el encuadre durante varios segundos de exposición se convierte en una raya luminosa perfecta. Nada de naves cilíndricas ni artefactos extraterrestres, solo un efecto óptico perfectamente documentado.
Mientras tanto, astrofotógrafos aficionados demostraron que sí era posible detectar al cometa desde Marte, pero usando las técnicas apropiadas. Un alemán llamado Simeon Schmauß descargó veinte imágenes de la cámara Mastcam-Z tomadas el 1 de octubre, las apiló con cuidado, eliminó el ruido y encontró una mancha tenue justo en la constelación de Corona Borealis, exactamente donde el cometa debía estar según las efemérides del JPL. Eso sí es una detección legítima: usando la cámara correcta, con el procesado adecuado y en la posición prevista. Nada que ver con la franja viral que todo el mundo compartía como si fuera la prueba del siglo. Lo tiene rodeado de un círculo rojo en su segunda imagen. Yo he tratado de verlo, pero no he sido capaz.
I think Perseverance may have spotted interstellar comet 3I/Atlas last night from Mars! After stacking 20 images from Mastcam-Z, I found a faint smudge of light in the constellation Corona Borealis close to the location where the comet was expected. 🔭Credit: NASA/JPL-Caltech/ASU/Simeon Schmauß
— Simeon Schmauß (@stim3on.bsky.social) 2025-10-02T23:50:30.975Z
Y por si no hubiera suficiente ruido, surgieron dos teorías conspiranoicas más. La primera decía que China estaba ocultando imágenes espectaculares captadas por su orbitador Tianwen-1 porque no quería compartir el descubrimiento con el resto del mundo. La segunda afirmaba que la NASA había borrado las estrellas de las fotos del Perseverance para ocultar algo siniestro. Ambas son ridículas por razones distintas. Sobre el supuesto silencio chino, el propio Loeb aclaró que ningún orbitador marciano, ni estadounidense ni europeo ni chino, había publicado aún sus datos del sobrevuelo simplemente porque el procesamiento de imágenes desde Marte lleva tiempo. Además, el cierre administrativo del gobierno de Estados Unidos en octubre paralizó temporalmente a la NASA, lo que retrasó aún más la publicación de resultados. No hay conspiración, solo burocracia y tiempos de descarga.
En cuanto a las estrellas ausentes, puede ser por el rango dinámico de la cámara, que sube el nivel requerido para mostrarlo en la exposición, o a filtros posteriores aplicados por los técnicos en el procesamiento de la imagen.
Y hablando de las imágenes oficiales, la ESA las publicó el 8 de octubre tras procesar los datos de sus dos orbitadores marcianos. El ExoMars TGO logró captar al cometa como un puntito blanco difuso que se mueve por el encuadre, exactamente lo que se esperaba.
☄️ #3I/ATLAS comet update!
On 3 October, our ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO) turned its eyes towards interstellar comet 3I/ATLAS as it passed close to Mars.
Together with Mars Express, ExoMars TGO had the closest view of the comet of all of our spacecraft. It looked towards the… pic.twitter.com/HJE1CeaEwq
— European Space Agency (@esa) October 7, 2025
Nick Thomas, el investigador principal de la cámara CaSSIS, explicó que fue una observación extremadamente desafiante porque el cometa es entre diez mil y cien mil veces más tenue que su objetivo habitual, la superficie de Marte. La cámara no pudo distinguir el núcleo de la coma, ese halo de gas y polvo que rodea al cometa, porque desde 30 millones de kilómetros ver un núcleo de unos pocos kilómetros sería como intentar ver un móvil en la Luna desde la Tierra. Pero la coma, que mide varios miles de kilómetros, sí se ve claramente. No hay cola visible todavía, aunque podría aparecer en observaciones futuras a medida que el cometa se acerque más al Sol y se caliente. Por su parte, Mars Express no logró detectar al cometa en sus imágenes porque su tiempo de exposición máximo es de solo medio segundo, insuficiente para captar algo tan débil. Los científicos seguirán apilando imágenes de Mars Express durante las próximas semanas para ver si consiguen algo, pero de momento el ExoMars TGO es el único que tiene fotos confirmadas.
Lo más frustrante de toda esta historia es que el 3I/ATLAS es fascinante por sí mismo sin necesidad de inventarse cilindros alienígenas. Es el tercer objeto interestelar conocido, después de Oumuamua en 2017 y Borisov en 2019, y según algunos cálculos podría ser el cometa más antiguo jamás observado, con unos 7.600 millones de años de antigüedad, tres mil millones más que nuestro propio sistema solar. Viene de fuera, de otro sistema estelar, trayendo pistas sobre la formación de mundos completamente ajenos al nuestro. Los astrónomos están usando todos los telescopios disponibles, desde el Hubble hasta el James Webb, para estudiar su composición y comportamiento. La ESA incluso lo observará con la sonda Juice en noviembre, cuando el cometa esté más activo tras su máximo acercamiento al Sol. Pero claro, todo eso palidece frente a la emoción de un supuesto encuentro con tecnología extraterrestre.
Eroton
9/10/25 20:53
Siendo justos, «eso» sí es 3I/Atlas, pero no muestra realmente cómo es 3I/Atlas.
Cuando me quito mi gorro de aluminio no recibo nada, de modo que de momento podemos estar tranquilos.