La Tierra plana

Si creísteis que no podía haber una teoría más absurda que la de la Tierra hueca estabais equivocados. La hay.

Aunque los eruditos de la antigüedad clásica (Platón, Aristóteles o Ptolomeo) ya postulaban que la Tierra era esférica, existe la errónea creencia de que en la Edad Media se pensaba que era plana.

Ya en el siglo XIX, la idea de la Tierra plana fue traída de vuelta de la mano de Samuel Birley Rowbotham, un excéntrico inventor inglés que basándose en interpretaciones literales de ciertos pasajes de la Biblia, publicó un panfleto de 16 páginas, que más adelante convirtió en un libro de 430 páginas, exponiendo sus puntos de vista al respecto. De acuerdo con el sistema de Rowbotham, al que llamó Astronomía Zetética, la Tierra es un disco plano centrado en el polo norte y cerrado en su límite sur por un muro de hielo, con el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas a tan sólo unos centenares de millas sobre la superficie de la Tierra. Leer Más...

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¿Cruzaremos el plano de la galaxia en 2012?

Trataré de aportar un poco más de luz a todo este montaje que me llevó a redactar los artículos sobre el paso del sistema solar por la nube de pelusa, y el anillo de fotones, motivado por el artículo publicado en starviewer que avisaba que nos acercamos al centro de la galaxia. En el propio blog de starviewer sus mismos lectores les corrigieron, ya que la idea de que el Sol se esté desplazando al centro de la galaxia es absurda, sustituyendo la afirmación por la de que nos estamos aproximando al plano de la galaxia. Leer Más...

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La tetera de Russell: piedra angular de magufos

Bertrand Russell fue un filósofo británico del siglo XX, al que en 1952 la revista Illustrated le pidió opinión sobre los dogmas de la religión. En su artículo «Is there a God?» (¿Habrá un Dios?) postuló su famosa tesis que pasó a llamarse «la tetera de Russell»:

Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores. Leer Más...

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Némesis, la amiga imaginaria del Sol (y II)

Como os contaba en la primera parte de este artículo, las perturbaciones en la órbita de Neptuno no parecía que fuesen debidas a Plutón.

“Desviaciones inexplicadas en las órbitas de Urano y Neptuno apuntan a un gran cuerpo de fuera del Sistema Solar de entre 4 y 8 veces la masa de la Tierra, en una órbita muy inclinada, más allá de 11 mil millones de kilómetros de la Tierra”, – texto de una fuente de la NASA no citada en “Planet X Forecast and 2012 Survival Guide” video.

Desgraciadamente, no he podido encontrar la fuente original de esta afirmación. El único gran descubrimiento que la NASA anunció sobre este tema fue el descubrimiento del primer gran objeto transneptuniano (TNO) llamado 1992 QB1. Tenía un diámetro de 200km y estaba confinado en el Cinturón de Kuiper, una zona de planetas menores (donde vive Plutón) y asteroides entre 30 UA y 55UA, justo más allá de la órbita de Neptuno. Algunos de estos cuerpos (como Plutón) cruzan el camino de la órbita de Neptuno y son por tanto designados como TNO. Estos TNOs no suponen ninguna amenaza contra la Tierra (mucho menos abandonarán el Cinturón de Kuiper para hacernos una visita en 2012). Leer Más...

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Némesis, la amiga imaginaria del Sol (I)

En 1843, John Couch Adams (un matemático y astrónomo británico) estudió las perturbaciones orbitales de Urano y dedujo a través de las interacciones gravitatorias que debía haber un octavo planeta tirando del gigante gaseoso. Esto llevó al descubrimiento de Neptuno, orbitando a una distancia de 30 UA del Sol. En otras ocasiones este método se ha usado para deducir la existencia de cuerpos en el Sistema Solar, antes de que fuesen observados de forma directa.

Neptuno también experimentaba perturbaciones orbitales, y con el descubrimiento de Plutón en 1930, se pensó que se había encontrado la causa de esta perturbación. Pero Plutón no tenía suficiente masa para ser la causa. Tenía que haber algo más ahí fuera. Leer Más...

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