El motorista y el fantasma

EL pasado 2 de marzo, el usuario de Facebook Karl Siao Dagus publicaba un vídeo grabado por una cámara instalada su casco, en el que podía verse una figura que aparecía de la nada y aparentemente se le echaba encima.

Fue grabado en Filipinas y se viralizó primero localmente, y después de aparecer en el programa «Coast to Coast«, a nivel global.

En primer lugar veamos el vídeo original.

Karl Dagus, después de ver la grabación en casa, aparentemente hecha con una cámara 360º (bastante mala) dramatizó el encuentro, afirmando que al mirar atrás el ente había desaparecido, e incluso que sintió una brisa fría recorrer su cuerpo en el momento en el que se le echó encima.

El video aparece procesado en múltiples sitios de dudosa credibilidad, en el que se toma una imagen borrosa, que al filtrarla, da la impresión de que debajo de la capucha no hay nada consistente. Pero haciendo el trabajo por uno mismo, podemos comprobar que sí que se puede apreciar a la persona, que parece ser de raza negra, o al menos muy moreno.

Si os fijáis, puede verse que la persona está observando al motorista desde la lejanía, ocupando la mitad del carril de la izquierda. Cuando se acerca, acelera el paso para echársele encima. El motorista, en vez de asustarse y frenar, mantiene la velocidad constante, y es por eso que no se llega a producir la colisión.

Esto que acabamos de ver, lejos de ser una aparición paranormal, es algo bastante normal en Filipinas. Es un tipo de fraude a las empresas de seguros concida como Hood Jumpers, o saltadores con capucha. Es una estafa que suelen cometer personas sumidas en la pobreza, que ven esta opción como una manera de obtener dinero fácil, reclamando al seguro por un accidente, que realmente han provocado ellos. Es muy común que los coches lleven cámaras en el salpicadero para eximirse de culpa ante estas estafas. Por eso, este hombre pensó que una moto (que además es de gran cilindrada y seguramente asegurada) era una presa más fácil para el timo. Pero al calcular los daños del golpe con una moto que no había decelerado, en el ultimo momento decidió esquivarla y buscar algo más fácil (y menos lesivo).

Seguramente sí que es verdad que una brisa de aire frío recorrió el cuerpo de Karl Dagus, pero no por el fantasma, sino por el susto de haber podido colisionar con un bulto de 70 kilos a 80 km/h.



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