«Conan el Bacterio» podría sobrevivir en Marte

 

Después de muchos años de investigación sobre la superficie de Marte, los científicos han llegado a la conclusión de que en algún momento de su historia pudo haber albergado vida. Pero, ¿lo hizo?

 

Es más que probable. Incluso hoy en día, parece que cada día hay más evidencia de que incluso existe ahora. Pero ¿qué tipo de organismos podrían resistir las inhóspitas condiciones existentes en el planeta vecino?

 

Un estudio reciente puso a prueba a un tipo de extremófilo terrestre conocido como Deinococcus radiodurans (apodado ‘Conan el Bacterio’ debido a su resistencia innata).

 

 

La investigación, dirigida por el profesor Michael Daly de la Universidad de Ciencias de la Salud de los Servicios Uniformados de Maryland, descubrió que este organismo en particular era capaz de sobrevivir a una avalancha infernal de condiciones peligrosas que van desde la exposición letal a la radiación, hasta temperaturas extremas. Deinococcus radiodurans puede sobrevivir a dosis de radiación de hasta 10.000 Grays (Gy), un nivel letal para otras bacterias y, de hecho, para la mayoría de las células en general. Un ser humano no podría resistir ni 10 Gy. Los investigadores descubrieron un complejo químico a base de manganeso en esta bacteria que inactiva los radicales libres que dañan a las proteínas.

 

Los hallazgos sugirieron que si esta bacteria en particular (o algo equivalente) estuviera presente en Marte, sería capaz de sobrevivir durante 280 millones de años a una profundidad de 10 metros debajo de la superficie.

Sin embargo, vale la pena señalar que ya han pasado varios miles de millones de años desde que Marte era potencialmente habitable. Sin la presencia de agua líquida, aunque sea de forma intermitente, ni siquiera estos extremófilos podrían haber sobrevivido tanto tiempo. 

 

Pero al menos este estudio demuestra que hay organismos que pueden soportar unas condiciones tan extremas como las del planeta rojo, si en algún lugar de su subsuelo se diesen las condiciones necesarias.

 

  • Bien, pues digo yo que:

    El fenómeno que llamamos «vida», una vez puesto en marcha, es capaz de ir asumiendo toda una gama casi infinita de mutaciones, adaptaciones, complejidades y evolución en general. Bautizamos como «extremófilos» a aquellos organismos que, al descubrirlos, nos sorprenden por su adaptación a medios y condiciones que considerábamos muy lejos de lo aceptado hasta entonces como «normalmente adecuado» para la pervivencia de cualquier tipo de organismo… Lo cual creo yo que demuestra precisamente que no deberíamos sorprendernos tanto por eso, y que en realidad somos demasiado auto-referenciales cuando se trata de catalogar unos ámbitos o condiciones como más o menos «aptos» para que un tipo u otro de vida pueda llegar a aposentarse en ellos.

    Seguro que ya he dejado caer alguna otra vez la observación de que, a día de hoy, ya tenemos acuñado el término «exobiología», para nombrar una disciplina que, de momento, aún no tiene nada con lo que trabajar para establecer verdaderas comparativas entre lo autóctono y cualquier otra cosa que fuera verdaderamente «exo». Llegado el caso ¡a saber las sorpresas que puedan darse!… Pero aún no podemos anticiparlas.

    Porque, claro (¡Oh, sí!): La vida puede adaptarse incluso a mucho más de lo que a lo mejor nos creíamos. Igual te llevas un puñado de según qué tipo de microbios a Marte y compruebas pasmado que se montan un picnic tan tranquilos, sin inmutarse por las condiciones atmosféricas ni de radiación.

    Pero, pienso yo, la cuestión principal sigue siendo la que va antes de eso: La vida se adapta, sí… Pero ¿qué hace falta para que surja? ¿Para que se origine «desde cero»? ¿Cuales son las condiciones que pueden propiciar que una tal o cual combinación de moléculas, por complejas que sean, acaben adquiriendo esa primera chispa fundamental de «impulso propio» que ya luego llevará a todo lo demás?

    Y hasta aquí mi «tesis» (valga la rimbombancia) sobre el tema.

    Saludos.

    (P.S: ¡Qué cutre eso de «Conan el Bacterio» ¿no?!… Vale que un poco por la risa, pero ¡por favor!).

  • Bueno, yo creo que hay muchas bacterias que se podrían acoplar a un nuevo ecosistema e incluso mutar según las condiciones en la que está.



\Incluya

Puedes seguir las respuestas a esta entrada por RSS 2.0 feed.