La excepción Ibérica

La península ibérica vivió un corte eléctrico sin precedentes el pasado lunes 28 de abril de 2025. Aunque ya se han descartado hipótesis como el ciberataque o fenómenos meteorológicos anómalos, aún no se ha comunicado de forma oficial la causa exacta del apagón, lo que ha dado pie a numerosas especulaciones sobre sus posibles orígenes. Este suceso se suma a otras vivencias colectivas recientes de fuerte impacto, como la pandemia, la gran nevada Filomena, la DANA del Levante o la erupción del volcán de La Palma. Y, al igual que en aquellas ocasiones, también en esta vimos aflorar el lado más humano de la ciudadanía.

El 28 de abril de 2025, un apagón masivo dejó sin luz a toda la península ibérica y partes del sur de Francia. Aunque el origen exacto sigue bajo investigación, Red Eléctrica de España confirmó que fue una desconexión súbita del sistema eléctrico europeo, causada por una perturbación técnica. Se han descartado hipótesis como el ciberataque, el sabotaje, el error humano y los fenómenos meteorológicos. A pesar del desconcierto inicial, el servicio se restableció progresivamente a lo largo del día.

Como suele ocurrir en estos casos, la incertidumbre inicial fue el caldo de cultivo perfecto para que surgieran bulos y teorías conspirativas de todo tipo.

      • Algunas cuentas viralizaron la idea de que todo se debió a “un incendio en el sur de Francia que dañó una línea de alta tensión crucial”, pero el operador eléctrico francés RTE confirmó que no se había reportado ningún incendio en esa zona.
      • Otro bulo señalaba a un supuesto evento meteorológico inusual como responsable. Incluso la cadena CNN tuvo que rectificar una noticia errónea tras citar falsamente al operador portugués REN. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) desmintió rotundamente esta hipótesis, asegurando en un comunicado oficial que durante la jornada del 28 de abril «no se detectó en España ningún fenómeno meteorológico o atmosférico inusual» que pudiera explicar el apagón.
      • En foros conspirativos se difundió la frase supuestamente atribuida al Gobierno de España de que el apagón lo causó una “vibración atmosférica inducida”, evocando ideas de armas secretas o experimentos tipo HAARP. No existe evidencia de ninguna vibración misteriosa actuando sobre la red eléctrica.
      • También circularon rumores sobre hackers rusos. Algunos mensajes en redes insinuaban una represalia encubierta por parte del Kremlin, en relación con el apoyo europeo a Ucrania. Sin embargo, España no ha adoptado una postura especialmente beligerante dentro del marco europeo: su apoyo a Ucrania ha sido firme, pero en términos diplomáticos y dentro de los consensos de la Unión Europea, sin destacarse como uno de los países más agresivos en su retórica o en el envío de armamento pesado. A pesar de estas insinuaciones, no existe ninguna prueba que relacione a Rusia con el incidente del apagón, y todas las investigaciones oficiales descartan por ahora cualquier ciberataque relacionado. Voces oficiales de la UE aclararon que era falso un supuesto comunicado atribuido a Ursula von der Leyen afirmando que Rusia había atacado la red. De hecho, la propia presidenta de la Comisión Europea habló con el presidente Sánchez y confirmó que “no hay indicios de ningún ciberataque” tras el análisis inicial.
      • Otra teoría que está circulando es la del ciberataque de Marruecos. Esta insinuación ha sido alimentada por viejos recelos diplomáticos, especialmente a raíz de la crisis diplomática entre España y Marruecos en 2021, motivada por la acogida en un hospital español de Brahim Gali, líder del Frente Polisario, quien entró en el país bajo identidad falsa con el aval del Gobierno. Sin embargo, no hay ninguna relación demostrada entre aquella crisis y el actual apagón. Además, no existen pruebas ni indicios de ciberataques exitosos relacionados con Marruecos en este incidente.
      • Tampoco hubo ninguna detonación EMP (pulso electromagnético). En algunos foros y canales de mensajería se ha insinuado que el apagón pudo haber sido provocado por un arma de pulso electromagnético, una tecnología habitualmente asociada a escenarios de guerra o a ataques masivos capaces de inutilizar redes eléctricas completas. Estas teorías sugieren que se trató de una prueba encubierta o un acto hostil de una potencia extranjera. Sin embargo, no existe ningún indicio técnico, geopolítico ni de inteligencia que respalde esa idea. No se ha detectado ninguna explosión de alta intensidad ni se han registrado anomalías electromagnéticas propias de un EMP, y ningún país o grupo ha reivindicado un ataque de este tipo.
      • La hipótesis de que este apagón fue un ensayo del “gran apagón” mundial sigue siendo rumor infundado. Esta teoría, que resurge cada cierto tiempo en redes sociales y canales conspirativos, sostiene que gobiernos o élites globales estarían simulando apagones masivos para preparar a la población ante un supuesto colapso energético orquestado. Durante este incidente, algunos usuarios en plataformas como Telegram o Twitter afirmaron que el corte de luz era “la primera fase del gran apagón” y que pronto seguirían medidas de control masivo. No obstante, no existe ninguna evidencia que respalde estas afirmaciones, y tanto la naturaleza técnica del fallo como la rápida recuperación del servicio desmienten la idea de un apagón planificado a escala mundial.

El apagón duró menos de 24 horas, pero si se hubiese alargado más tiempo, podríamos habernos encontrado en un escenario mucho, como ya os narré en algún artículo anterior. Sin electricidad prolongada, las consecuencias habrían escalado: supermercados vacíos, alimentos echados a perder, comunicación colapsada, hospitales sin generadores, estaciones sin trenes, calles sin semáforos. Las infraestructuras críticas habrían colapsado en cascada. Este apagón fue un aviso de lo vulnerable que es nuestra civilización electrónica. Afortunadamente, esto no ocurrió.

Pero también fue una muestra de civismo. La población se comportó con calma y solidaridad. Hubo gestos espontáneos de ayuda mutua: vecinos informándose con radios de coche, conductores cediendo el paso sin semáforos, particulares cargando móviles ajenos, comercios repartiendo agua, sanitarios doblando turnos, comunidades organizadas para proteger a mayores. Las autoridades destacaron la falta de incidentes. La presidenta de la Comisión Europea y el presidente del Gobierno elogiaron el comportamiento de la ciudadanía. Siempre ocurre lo mismo. Tenemos unos gestores y políticos que no están a la altura de la ciudadanía, que una vez más les ha dado una lección.

El apagón fue inesperado, pero no nos apagó como sociedad. Al contrario: iluminó una realidad a veces olvidada, que somos más fuertes cuando actuamos juntos. En una era de bulos y alarmismo, esta crisis demostró que el escepticismo bien informado y la solidaridad cotidiana son las mejores fuentes de energía. Incluso en la oscuridad, la gente puede ser luz para los demás. Y personalmente, contaros que tuve a toda mi familia rendida a mis pies cuando saqué mi kit de emergencia (infiernillo, radio, toneladas de pilas, velas, garrafas de agua, comida enlatada, botiquín, walkies, etc.) del que tanto se habían reído en el pasado. El contador Geiger y las pastillas de yodo no fueron necesarias.



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