Vacunas y miocarditis. «Aaaaaah. A mi no me mires.»

 

Las vacunas de ARN mensajero, como Comirnaty (BioNTech/Pfizer) y Spikevax (Moderna), han sido un avance crucial en la lucha contra la COVID-19. Estas vacunas funcionan enseñando a nuestras células cómo producir una proteína que desencadena una respuesta inmunitaria. Sin embargo, recientemente se ha reconocido una relación entre estas vacunas y los casos de miocarditis, aunque es importante destacar que estos casos son muy raros.

La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco. Puede ser causada por una variedad de infecciones y enfermedades, pero en raras ocasiones, también ha sido vinculada a las vacunas de ARN mensajero. Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, el Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia Europeo (PRAC) ha evaluado datos recientes procedentes de estudios epidemiológicos en relación al riesgo ya conocido de miocarditis y pericarditis, tras la administración de las vacunas de ARNm.

La incidencia global de ambas afecciones es de hasta 10 por 100.000 personas vacunadas, lo que corresponde a una frecuencia muy rara. Los datos disponibles confirman que estos cuadros son más frecuentes en varones jóvenes, después de recibir la segunda dosis de estas vacunas y en los 14 días siguientes a la vacunación. La evolución clínica es similar a los cuadros de miocarditis y pericarditis que aparecen por otras causas, generalmente de buena evolución.

Aunque estos riesgos existen, los beneficios de recibir la vacuna contra la COVID-19 superan ampliamente los riesgos, dado que la COVID-19 puede ser una enfermedad grave e incluso mortal. Si tienes alguna preocupación sobre la vacunación, te recomendamos que hables con tu médico, quien podrá proporcionarte información basada en tu salud y circunstancias individuales.

Es importante recordar que la vacunación es una herramienta crucial en la lucha contra la pandemia de COVID-19. A pesar de los raros casos de miocarditis, las vacunas de ARN mensajero han demostrado ser seguras y efectivas.

Pero lo que no es de recibo es la justificación que ha dado el ministerio de sanidad, al frente del cual está Mónica García (en la foto), para quitarse del medio ante las posibles reclamaciones por los efectos secundarios de la vacuna. Según el Secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, el Estado queda exento de cualquier responsabilidad, puesto que «la posibilidad de que se produjese el daño del que deriva la reclamación había sido divulgada por la AEMPS cuando se le administró la vacuna y dicha vacuna fue recibida voluntariamente». ¿Voluntariamente?



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