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La sonda Voyager 2 en el borde del sistema solar

El Jet Propulsion Laboratory ha informado que sus ingenieros están trabajando para resolver un problema con la transmisión de datos científicos de la nave espacial Voyager 2, que se encuentra en la actualidad cerca del borde del sistema solar, a una distancia de 14.000 millones de kilómetros de la Tierra.  La nave espacial comenzó el mes pasado a enviar datos a la Tierra en un formato alterado que los directores de la misión no podían descifrar.

Ed Stone, científico del proyecto Voyager en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena, declaraba que los datos estaban llegando un un formato distinto. Los ingenieros han dado instrucciones a la Voyager 2 para que sólo transmita datos sobre su estado mientras que trabajan en el problema. Leer Más...

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El efecto Hawking

No sé cuál será la razón, pero aparentemente Stephen Hawking lleva unos días en los que ha dejado a un lado la prudencia que normalmente caracteriza a un físico de su prestigio.  En un programa de la cadena estadounidense de televisión Discovery Channel, el científico británico hizo unas declaraciones que han levantado un gran revuelo, en las que se desaconsejaba entrar en contacto con los extraterrestres. En su intervención se refería a los numerosos intentos de los humanos por establecer comunicación con inteligencias extraterrestres y afirmaba: «Si nos visitaran, los resultados serían como cuando Colón llegó a América, algo que no salió bien para los nativos americanos». Leer Más...

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Este arca no e’

Muchos autores coinciden en que la versión del diluvio recogida en el Génesis  (el primer libro de la Biblia) se basarían directamente en los textos del siglo XVIII a. C. de la literatura de Mesopotamia, conocido como la historia de Uta-na-pistim. Se observa una relación obvia al comparar los pasajes del mito de Uta-na-pistim con los del diluvio judeocristiano, a veces hasta textual, nada extraño teniendo en cuenta que los pueblos hebreos en su mayoría tuvieron contacto con Mesopotamia y su cultura. Leer Más...

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La nueva «evidencia» de que Nibiru existe

Las hipótesis basadas en la detección de anomalías son la piedra angular de los descubrimientos científicos. Este sistema fue el que llevó al descubrimiento de Neptuno en 1846 después de que John Couch Adams observase en 1843 anomalías en la órbita de Urano.

Sin embargo, ocasionalmente las anomalías que se detectan son debidas a errores de apreciación. Una vez descubierto Neptuno, se siguieron observando anomalías en las órbitas de los grandes planetas externos. Esto hizo pensar en la existencia de otro planeta más allá de Neptuno que podría estar ejerciendo este tirón gravitatorio. Tras el descubrimiento de Plutón se pensó que este planeta (o planetoide, al gusto del lector) podría ser el causante de estas anomalías, pero la masa de Plutón era demasiado pequeña para ser el causante. Leer Más...

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El poliagua

Algunas veces, incluso los más renombrados científicos cometen errores. La conjunción de ideas predeterminadas y errores  (de observación o de interpretación) suelen ayudar a descubrir cosas que ni siquiera existen. Uno de los mayores bochornos de este tipo, y uno de los más conocidos, es el del descubrimiento” de los rayos N por René Blondlot, un eminente físico francés de la Universidad de Nancy, hace unos 100 años. Luego del feo asunto de los rayos N, se pensó que nunca más se cometería un error semejante. La comunidad científica había aprendido la lección. O al menos, eso parecía. Leer Más...

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