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La datación del Sudario de Turín (y III). Las críticas.

Y llegamos por fin a la cuestión que ha motivado esta serie: las críticas a la datación del Sudario de Turín.  Uno de nuestros lectores nos dejó la dirección de esta página que, a pesar de no ser nada original, es un buen ejemplo de cómo funciona el mundo de la sindonología y de lo crítico que hay que ser cuando a uno le cuentan algo, incluso aunque suene muy científico.

La página en cuestión hace un totum revolutum de cuatro «teorías» de por qué la prueba del 14C se equivocó al datar el Sudario de Turín.  Como suele ser habitual en estas lides, lo primero que llama la atención no es lo que dicen, sino lo que no dicen:  ¿Qué les hace pensar que la datación fue errónea?  Pues simple y llanamente que contradice el dogma que ellos ya tienen a priori: el sudario envolvió a Jesucristo.  Cualquier evidencia de lo contrario está equivocada, cualquier indicio que se pueda usar a favor es una prueba indiscutible.Lo segundo que llama la atención es que las cuatro hipótesis planteadas son contradictorias entre sí.  Si una es cierta, las demás son falsas.  O hay contaminación bacteriana, o un remiendo o alteraciones químicas… pero ¿todo a la vez?Así que vayamos a analizar los puntos que se exponen uno por uno. Leer Más...

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La datación del Sudario de Turín (II). Los resultados.

Continuando con la serie dedicada a la datación del Sudario de Turín, vamos a ver exáctamente cómo se realizó la datación de la tela.Las primeras propuestas de datación por radiocarbono surgieron a finales de los años 1970, cuando se creó el STURP (Shroud of Turin Research Project), un grupo dedicado a intentar autentificar el sudario y que prácticamente monopolizó el acceso a éste durante su existencia.  Sin embargo, en aquella época, la tecnología disponible imponía el uso de una cantidad de muestra excesivamente grande para su datación (recordemos que la datación por radiocarbono es una técnica destructiva). Leer Más...

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La datación del Sudario de Turín (I). Qué es la datación por radiocarbono.

El Sudario de Turín, como cualquier asunto en que intervenga la religión, o sea, la superstición y la irracionalidad, permanece artificialmente en un estado de polémica artificial incluso cuando su origen se ha dado por zanjado, dado que quién basa su visión del mundo en una idea absurda y dogmática no puede aceptar cambiarla por mucha evidencia de su error que aparezca.En el caso del sudario, a lo largo del siglo XX, a medida que su estudio iba incorporando investigadores no cegados por su fe, empezaron a encontrarse pruebas de que no era más que una de las muchas reliquias falsas que proliferaron por Europa durante la Edad Media.  Cada una de esas pruebas era negada sistemáticamente por los creyentes: documentos medievales donde se explica que se había encontrado al pintor, restos de pintura, análisis anatómicos y pictóricos…  Pero nada de esto era suficiente.  Finalmente, tras muchos años de debate se consiguió que la Iglesia Católica aceptara someter a la sábana a una prueba que debía resultar definitiva: su datación por 14C.

Empezando por el principio

¿Qué es la prueba del 14C y cómo funciona?

Lo que determina que un átomo sea de un elemento y no de otro es el número de protones que contiene su núcleo.  En condiciones normales, el número de protones determina el número de electrones que contiene el átomo, y el número de electrones es el que determina sus propiedades químicas.  Si un átomo tiene 26 protones, será hierro, si tiene 79, será oro.  Sin embargo, en la mayoría de los átomos, el núcleo también contiene neutrones.  Al contrario que los protones, los neutrones no tienen carga eléctrica, por lo que no influyen en el número de electrones que tiene el átomo, y por tanto, sus propiedades químicas no varían al cambiar el número de neutrones.  Esto hace que todos los elementos se compongan de diferentes isótopos, es decir de átomos que tienen el mismo número de protones, pero diferente de neutrones. Leer Más...

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El extraño caso del doctor Kouznetsov

Los habituales de este blog están familiarizados con las aventuras y desventuras del Dr. Quántico, y de cómo con un poco de labia es capaz de convencer a algunos de las ideas más disparatadas.  Pero ni siquiera en cuestión de charlatanes destaca España (bueno, por una vez eso es bueno), y fuera de nuestras fronteras tenemos a personajes que, además de charlatanes, tienen una visión «empresarial» mucho más sofisticada.  De entre todos ellos, alguien que destaca por méritos propios es Dmitri Kouznetsov, no sólo por descaro, sino por haber sido capaz engañar a una audiencia mucho más preparada y crítica que los seguidores de RLG o Haramein.  Y no una, sino dos veces. Leer Más...

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De conspiraciones y falsas banderas

Cuando se discute con conspiranoicos, rara es la ocasión en la que no te acusan de creerte todo lo que dicen los gobiernos y de pensar que no existen conspiraciones.  Como suele ser habitual en ellos, la lógica no es su fuerte y no les entra en la cabeza que decir que no existen pruebas de la conspiración concreta que se discute no significa que uno piense que vivimos en los Mundos de Yupi y que nunca ha habido conspiraciones.  Además, la Historia tampoco suele ser una materia que dominen mucho, así que no está mal que repasemos algunas conspiraciones reales.

Los idus de Marzo

Aunque, dado el tiempo que ha transcurrido, muchos detalles sobre la conspiración para asesinar a Julio César no están del todo claro, los hechos fundamentales son conocidos y nos podemos hacer una idea bastante clara de lo que pasó, gracias fundamentalmente a las crónicas de Plutarco y Suetonio.  Tras su victoria en la guerra civil con Pompeyo y sus aliados, César acumuló un poder sin precedentes en la República Romana.  Tal acumulación de poder hizo temer a muchos romanos (incluyendo muchos senadores y ciudadanos poderosos) que César quisiera proclamarse rey.  Para que nos hagamos una idea de lo que eso significaba para la mentalidad romana de la época, es como si hoy alguien en Estados Unidos propusiera eliminar al presidente y sustituirlo por la Reina de Inglaterra.  De hecho, la aversión romana por la monarquía era tan fuerte que ni siquiera durante los momentos de mayor poder, los emperadores romanos se atrevieron a usar el título de Rex.
A este descontento «ideológico» se unía el descontento económico de la clase senatorial.  César acumulaba tanto poder y títulos que no quedaba nada para los demás, y todo el que quisiera seguir una carrera política debería hacerlo a la sombra del dictador.
Por estas razones, entre otras, varios senadores tramaron un complot para asesinar a César en el Senado.  Probablemente participaran más, pero lo que sabemos seguro es que el principal organizador fue Cayo Casio Longino, que había luchado en el bando optimate contra César.  Al finalizar la guerra, recibió el perdón, igual que muchos de sus compañeros de bando.  Él fue el encargado de tantear al resto de conspiradores y reclutarlos.  Convencer a Marco Junio Bruto fue uno de sus grandes éxitos.  Bruto pertenecía a una familia muy prestigiosa y el que se uniera a los conspiradores indujo a bastantes senadores a unirse. Leer Más...

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