¿Podríamos estar a punto de entrar en una nueva era glacial?

 

El sistema de corrientes oceánicas cálidas de la Corriente del Golfo podría colapsar ya en 2025, según ha advertido un estudio científico.

 

La Circulación Meridional Inversiva del Atlántico (o corriente del Golfo), es un sistema de corrientes oceánicas que transportan agua cálida y salada desde el ecuador hasta el Ártico. Se caracteriza por un flujo hacia el norte de agua caliente y salada en las capas superiores del Atlántico, y un flujo hacia el sur de aguas más frías y profundas. Es una de las corrientes oceánicas más importantes del mundo y juega un papel fundamental en el clima de la Tierra. Gracias a la existencia de esta corriente, el norte de Europa no se congela en invierno.

 

 

El cambio climático tiene el potencial de debilitar esta corriente por el incremento de la temperatura oceánica, y por la elevación de los flujos de agua dulce de las capas de hielo que se derriten. Los datos recopilados a lo largo de los últimos años, indican que esta corriente ya es más débil de lo que era antes de la Revolución Industrial. Y los modelos climáticos proyectan se debilitará aún más durante el siglo XXI, lo que afectaría a la temperatura media en áreas como Escandinavia y Gran Bretaña, que ahora son más cálidas gracias a la temperatura superficial oceánica.

 

Si el debilitamiento de esta corriente persiste, podría incluso colapsar, lo que no sería fácilmente reversible. Este hecho constituiría un punto de inflexión en el sistema climático.Se reducirían las temperaturas en Europa Norte, así como disminuirían también las precipitaciones. Ambos factores provocarían la reducción en la producción agrícola de la región, y podría provocar fenómenos meteorológicos extremos.

 

Hay controversia entre la comunidad científica sobre cuándo se podrían apreciar los efectos nocivos de esta interrupción. Algunos modelos apuntan a que solo es probable después de que los altos niveles de calentamiento se mantengan después de 2100, aunque otros, sustentados en los últimos hallazgos de los investigadores de la Universidad de Copenhague, sugieren que el colapso podría ocurrir para 2057. Otros estudios en cambio, descartan este colapso, ya que se estima que esta corriente es más estable de lo que muchos suponen.

 

Exagerando un poco la inmediatez de estos efectos, se ha pronunciado hace unos días el astrofísico ruso Habibullo Abdusamatov, que ha asegurado que en breve comenzará en el hemisferio norte una nueva Pequeña Edad de Hielo y que los primeros efectos de este ciclo frío se comenzarán a notar a partir de este mismo invierno. El ruso cree que las glaciaciones son cíclicas y que forman parte del ciclo climatológico del planeta. Además de las corrientes oceánicas, como la del golfo, el astrofísico destaca que otro de los factores predominante que influye sobre el clima de la Tierra es la actividad solar, que sigue una fluctuación cíclica y que guarda mucha relación con el calentamiento global. Sin tener en cuenta los factores relacionados con la contaminación y la acción humana, una mayor radiación solar conlleva un calentamiento de las masas de agua del planeta (mares y océanos). En varias entrevistas sostiene que el ciclo anterior de calentamiento del planeta ha terminado a causa de la reducción de la radiación solar, lo que se transformará en su contrario, un enfriamiento generalizado del clima al que llama “Pequeña Edad de Hielo”.

 

También en esta línea apunta un estudio dirigido por el profesor Peter Ditlevsen de la Universidad de Copenhague, publicado en Nature Communications. En el mismo, se utilizaron datos de temperatura de la superficie del mar que se remontan a 1870 como una forma de evaluar el cambio en la fuerza de las corrientes del Golfo a lo largo del tiempo. Las conclusiones de este estudio apuntan a 2025 y 2095 como fechas del colapso

Sin embargo, la ciencia actual no tiene los medios necesarios para poder realizar modelos climáticos precisos. Según los últimos estudios (2022) lo más probable es que un colapso se desencadenase por un incremento de 4 grados Celsius de calentamiento global, pero hay suficiente incertidumbre como para sugerir que podría desencadenarse a niveles de calentamiento tan bajos como 1,4 grados, o tan altos como 8 grados. Del mismo modo, se estima que una vez que se desencadenase el colapso de la corriente del Golfo, lo más probable es que tenga lugar durante 50 años, variando las estimaciones entre los 15 y los 300 años. Finalmente, concluye que este colapso reduciría las temperaturas globales en alrededor de 0,5 grados centígrados, mientras que las temperaturas regionales en Europa bajarían entre 4 y 10 grados centígrados.

 

En conclusión, nos encontramos ante un peligro real que podría producir masivos movimientos demográficos, hambrunas y fenómenos meteorológicos extremos (huracanes, inundaciones, sequías…). Y quizá nos de tiempo a verlo. Esperemos que caso de no poder parar el calentamiento global, el ser humano tenga la capacidad de acometer las acciones de geoingeniería necesarios para minimizar estos efectos.



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