COVID19: Día 6 de confinamiento

Tras 6 días desde que se declaró el estado de alarma en España, todo el mundo mira a las estadísticas esperando que la curva de infectados cambie su pendiente, pero esto sigue igual.

La sanidad española está ya al borde del colapso. Falta material básico para los médicos y enfermeros como mascarillas, y equipamiento para habilitar camas para cuidados intensivos.

Los pacientes menos graves se están desviando a hoteles, donde serán atendidos por sanitarios jubilados y estudiantes de los últimos cursos de medicina y enfermería.

La movilización es total, y esto hace que uno se sienta orgulloso de pertenecer a este país. Los vecinos ayudan a los más viejos de sus portales, haciéndoles la compra y esas pequeñas ayudas que normalmente hace la familia cuando va a visitarles. Transportistas, comerciantes y personal sanitario continúan en sus puestos de trabajo, dando más de sí aun si cabe para tratar de superar esta crisis. Y puntualmente, todos salimos a los balcones a aplaudirles a todos ellos a las 20:00, cada día. Es nuestra manera de agradecérselo.

Lo superaremos. Siempre hemos superado las adversidades.

Anoche el rey Felipe VI apareció en televisión para dar un mensaje de esperanza y tranquilidad a la población. La gente lo agradeció. Bueno, no todos. Dentro de este país no todos tratamos de achicar agua para que esto no se hunda. Hay (siempre lo ha habido) un grupo bastante numeroso  e influyente de indeseables que se dedica a hacer más agujeros en el barco.

También desde el exterior hay gente tratando de hacer que esto se hunda. Este, y el resto de barcos europeos. Y son del mismo palo que los que lo boicotean desde dentro.

La Unión Europea acusó ayer a Rusia de difundir bulos sobre el COVID19 en redes sociales con el objetivo de sembrar el pánico entre los ciudadanos comunitarios y la desconfianza en las autoridades públicas.

Así por ejemplo, los medios pro-Kremlin están difundiendo bulos en los que se afirma que el COVID19 es en realidad un arma biológica estadounidense contra China. Dentro del manual del comunismo, está escrito con letras grandes y rojas que la manipulación de la información y la propaganda es la piedra de clave para controlar a las sociedades. En eso son auténticos maestros.

El 22 de febrero, funcionarios estadounidenses alegaron que Rusia estaba detrás de una campaña de desinformación, en la que se utilizaron miles de cuentas de redes sociales en Twitter, Facebook e Instagram para promover deliberadamente teorías de conspiración infundadas, alegando que el virus es un arma biológica fabricada por la CIA y los EE. UU. para atacar a China. El subsecretario de Estado en funciones para Europa y Eurasia, Philip Reeker, dijo que «la intención de Rusia es sembrar la discordia y socavar las instituciones y alianzas de los Estados Unidos desde dentro». Rusia, por supuesto, niega la acusación.

Zvezda, un medio de noticias financiado por el Ministerio de Defensa ruso, publicó un artículo titulado «Coronavirus: guerra biológica estadounidense contra Rusia y China«, afirmando que el virus está destinado a dañar la economía china, debilitándola para la próxima ronda de negociaciones comerciales. El político ultranacionalista y líder del Partido Liberal Democrático de Rusia, Vladimir Zhirinovsky, afirmó en una estación de radio de Moscú que el virus fue un experimento del Pentágono y las compañías farmacéuticas. El político Igor Nikulin hizo apariciones en la televisión y los medios de comunicación rusos, argumentando que Wuhan fue elegido para el ataque porque la presencia de un laboratorio de virus BSL-4 proporcionaba una excusa perfecta para atacarles por su falta de control del material biológico en un experimento chino.

En algunas de las historias que circulan culpando a los EEUU, se dice que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 se introdujo en China cuando 300 miembros militares estadounidenses llegaron a la región de Wuhan para los Juegos Mundiales Militares a mediados de octubre, infectando a la población local.

Sin embargo, lo que no se explica, es que si el foco se hubiese producido en otro sitio distinto a Wuhan, cómo es posible que no hayan aparecido otros casos antes, y que el contagio se esté extendiendo por el mundo con un epicentro claro en esa ciudad.

De hecho, las autoridades chinas tienen ya identificado al paciente 1. El primer paciente contagiado con el coronavirus COVID19 en China se remonta al 17 de noviembre, según el diario South China Morning Post, aportando documentación oficial del gobierno chino. El paciente uno, es un hombre de 55 años residente en la provincia de Hubei.

Animo a todos. Seguiré informando.