Los Poltergeist de Enfield

Era una cálida noche de agosto de 1977 cuando la familia Hodgson, residente en el número 284 de Green Street, Enfield, comenzó a vivir una experiencia que cambiaría sus vidas para siempre y que se convertiría en uno de los casos paranormales más famosos y controvertidos de la historia.

Peggy Hodgson, madre soltera de cuatro hijos, fue la primera en notar algo extraño cuando sus hijas, Janet de 11 años y Margaret de 13, le dijeron que sus camas se movían solas y que se escuchaban golpes en las paredes de su habitación.

En un principio, Peggy desestimó las afirmaciones de sus hijas, atribuyéndolas a imaginaciones infantiles. Sin embargo, los eventos pronto se intensificaron. Una noche, Peggy fue testigo de cómo una cómoda pesada se movía por sí sola, deslizándose por el suelo. Asustada y sin saber qué hacer, la familia llamó a la policía. Los oficiales que respondieron al llamado también presenciaron fenómenos inexplicables, como una silla que se deslizó varios metros sin ninguna fuerza aparente.

Los fenómenos no se detuvieron ahí. En los días y meses que siguieron, la familia Hodgson experimentó una serie de sucesos inquietantes y cada vez más violentos. Se escuchaban golpes provenientes de diversas partes de la casa, los objetos eran lanzados por los aires, y las niñas, especialmente Janet, reportaban ser levantadas y arrojadas de sus camas por una fuerza invisible. La prensa local se enteró del caso, y pronto la historia del «Poltergeist de Enfield» se propagó, atrayendo la atención de los medios de comunicación y de investigadores paranormales.

Uno de los episodios más impactantes ocurrió cuando Maurice Grosse y Guy Lyon Playfair, investigadores de la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR), comenzaron a estudiar el caso. Según sus reportes, la voz de Janet cambió de manera drástica, hablando con un tono profundo y masculino que afirmaba ser el espíritu de un hombre llamado Bill Wilkins, quien había muerto en la casa años antes. Las grabaciones de estas sesiones aún se conservan y son consideradas algunas de las pruebas más impresionantes del caso.

Sin embargo, no todo el mundo estaba convencido de la autenticidad de los eventos. Los escépticos comenzaron a investigar más a fondo y encontraron inconsistencias y posibles engaños. En una ocasión, Janet fue sorprendida doblando cucharas y golpeando techos con una escoba, lo que indicaba que al menos parte de los fenómenos podían ser fabricados. Además, las cámaras instaladas en la casa captaron a Janet haciendo movimientos sospechosos que sugerían que ella misma estaba detrás de algunos de los eventos supuestamente paranormales.

A lo largo de los años, Janet admitió que, efectivamente, ella y su hermana habían exagerado algunos eventos para mantener el interés y la atención que recibían, aunque insistió en que la mayoría de los fenómenos eran reales y fuera de su control. Maurice Grosse y Guy Lyon Playfair, por su parte, siempre defendieron la veracidad del caso, aunque reconocieron que las niñas pudieron haber realizado algunas travesuras.

El escepticismo también se vio respaldado por el análisis científico. Investigadores señalaron que muchos de los fenómenos podían explicarse por medios naturales, como corrientes de aire, ruidos estructurales de la casa y el poder de la sugestión. Las voces extrañas de Janet, que parecían provenir de una entidad externa, fueron analizadas y se concluyó que eran compatibles con el uso de técnicas de ventriloquia y una habilidad natural para producir sonidos guturales.

Con el tiempo, el caso del Poltergeist de Enfield se ha convertido en un fascinante ejemplo de cómo la percepción y la credulidad pueden influir en la interpretación de eventos misteriosos. Aunque la historia sigue siendo un referente en el estudio de lo paranormal, las evidencias sugieren que una combinación de engaños juveniles, fenómenos naturales mal interpretados y la influencia de los medios de comunicación jugaron un papel crucial en la creación de uno de los poltergeists más famosos del siglo XX.

  • «ruidos estructurales de la casa»

    Hombre eso es como yo que tengo tinitus (oido izquierdo permanete zumbido de frequencia variable normalmente alto, una espcie de soplido o aleteo a veces latidos y chasquidos en los oidos y coronillas)» que solo escucho yo y que me digan:

    «son ruidos estructurales de tu chaveta».

    Y no, no me digan que es por los ruidos del mundo moderno o por auriculares que estos sintomas tambien pasaban en la muy antiguedad. De todas formas en octubre tengo especialista, esperemos que para entocnes se me haya ido todo o solo sea el cerumen que solo pueden sacarme con un aspirador (no es broma, para eso me han enviado al especialista). Moralina: No te creas todo lo de la espiritualidad ni todo lo de la ciencia, todo es ta interpretable al fin y al cabo y tan limitante.



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