Alph Lukau: pastor o impostor

Alph Lukau es el auto-proclamado apóstol y profeta fundador de Alleluia Ministries International, una iglesia pentecostal con sede en Johannesburgo, Sudáfrica. Lukau fundó esta iglesia junto a su esposa en 2002 y desde entonces se ha convertido en un polémico líder religioso con miles de seguidores en varios países de África.

Lukau afirma realizar milagros y actos sobrenaturales como sanaciones, profecías y resurrecciones, lo que lo ha hecho ganar adeptos que lo consideran un verdadero hombre de Dios. Sin embargo, Lukau y su iglesia Alleluia Ministries también han estado envueltos en varios escándalos y acusaciones de fraudes y abusos a lo largo de los años, manchando su reputación. A pesar de esto, Lukau sigue actuando activamente como el principal líder y figura de Alleluia Ministries International.

En febrero de 2019, Alph Lukau se vio envuelto en una gran controversia cuando aparentemente resucitó a un hombre llamado Elliott, quien supuestamente había muerto una semana antes.

En el video del evento que se volvió viral, se ve a Lukau gritando «¡Levántate!» a un hombre vestido con traje y recostado en un ataúd, momento en el que Elliott se levanta como si resucitara de entre los muertos.

Pastor Alph Lukau resurrecting a dead man in a coffin

 

Esto generó indignación entre el público, que rápidamente acusó a Lukau de un burdo fraude que difamaba a la comunidad funeraria al utilizar sus servicios para fingir un milagro. Tres empresas funerarias denunciaron formalmente a Lukau por esto.

Lukau fue ampliamente criticado y la Comisión de Asuntos Religiosos de Sudáfrica condenó el «espectáculo» de resurrección. Pero el pastor se defendió diciendo que sólo «completó» un milagro iniciado por Dios, sin reconocer el engaño.

El incidente de la falsa resurrección no ha sido el único escándalo en el que se ha visto envuelto Lukau y su iglesia Alleluia Ministries International. En 2011, el pastor fue acusado de abuso sexual por tres mujeres, aunque estas demandas fueron desestimadas.

En 2012, un niño de 7 años murió durante un supuesto exorcismo realizado en la iglesia de Lukau. Los padres y la institución fueron demandados por este lamentable incidente.

Asimismo, en 2018 la iglesia fue acusada de estafar a uno de sus miembros al hacerle pagar por un contrato falso de combustible. En 2020, exmiembros denunciaron prácticas deshonestas para obtener donaciones millonarias.

Lukau también ha sido fuertemente criticado por exhibir una lujosa y opulenta riqueza, considerada hipócrita para un pastor cristiano. Incluso en 2021 fue vinculado a un esquema de evasión de impuestos, aunque no se presentaron cargos formales.

Ante estas graves acusaciones y señalamientos, Alph Lukau y representantes de su iglesia Alleluia Ministries International han negado categóricamente todo acto indebido o ilegal.

Lukau ha defendido sus supuestos actos de resurrección y milagros, asegurando que como hombre de Dios sí posee poderes para realizar estas acciones extraordinarias. Sobre las acusaciones de abuso y estafa, el pastor las ha descartado como campañas de desprestigio y difamación por parte de personas que buscan perjudicar su imagen y la de la iglesia.

En un comunicado oficial en 2019, Alleluia Ministries rechazó los señalamientos de fraude y aseguró que el pastor Lukau es «un agente de Dios enviado para salvar almas, sanar a los enfermos y liberar a los cautivos». Lukau ha afirmado que seguirá con la misión que Dios le encomendó, sin importar las críticas.

De esta manera, el líder religioso niega tajantemente cualquier acción ilegal o controversia, atribuyendo las críticas a «ataques espirituales» en su contra.

El caso de Alph Lukau y los constantes escándalos alrededor de Alleluia Ministries International plantean serios cuestionamientos sobre las prácticas de algunos líderes religiosos que podrían estar explotando la fe y buena voluntad de sus seguidores para beneficio personal.

Si bien Lukau tiene derecho a la presunción de inocencia y niega las acusaciones, la naturaleza controversial de actividades como las «resurrecciones» y «milagros» generan escepticismo sobre su veracidad y sus motivos.

La exhibición de riqueza también parece contradictoria con la humildad y valores cristianos que predica. Sea cierto o no, el caso destaca la importancia de no dejarse manipular por figuras que utilizan la religión para obtener poder, dinero y estatus.

Más allá de Lukau, es vital mantener un ojo crítico frente a líderes religiosos y examinar sus acciones basándonos en hechos, no sólo en dogmas o proclamaciones divinas. La fe requiere discernimiento.

  • Otro farsante espiritual para investigar es el tal Sadhguru. Un yogui indio, místico,​ y autor. Sus libros han aparecido en la lista de libros más vendidos de The New York Times en múltiples categorías como «Salud»,​ «Religión, espiritualidad y fe».

  • Los grandes culpables de estas mierdas no son estos vivis farsantes, que también, son los gilipollas profundos que todavía hoy, en 2023 y aunque parezca mentira, se siguen creyendo todas estas tontadas

    Si algún día dejara de ver tanto tonto crédulo, se les acabaría el chollo a estos delincuentes, porque es lo que son en realidad, y se pondrían a buscar un trabajo de verdad

  • ¿Pastor o impostor?… Pues…
    Es muy bonita la distinción que hace Chesterton, en alguno de sus relatos del Padre Brown (creo recordar), entre «místico» y «mistagogo»: Algo así como que del «auténtico» se desprenden verdades que iluminan sin tapujos por sí solas, mientras que el «falsario» pretende ser depositario hermético y exclusivo de sapiencias y secretos que al final (¡vaya por Dios!) sólo resultan ser vano humo…
    Y todo eso viene muy bien para diferenciar entre religiones grandes, que pueden acreditar su solera, añejas, bien curadas, bien asentadas, históricamente exitosas, y en torno a las cuales se han fundado y desarrollado culturas y civilizaciones enteras… de cualesquiera escisiones sectarias, minoritarias, lunáticas, despreciadas, reprimidas en su tiempo, o lo que sea que las prive de equipararlas a las más dominantes…
    Salvo que, para aquellos que no tenemos la supuesta suerte de que ni siquiera los postulados religiosos que nos resultan menos ajenos nos hayan proporcionado nunca ningún acercamiento a nada de lo que llaman «espiritualidad» (y que por tanto seguimos en Babia sobre qué se supone que es eso), la línea divisoria entre unos y otros se nos hace difusa, a pesar de la ostentación de que puedan hacer gala unos y la patética marginalidad y precariedad de la que puedan adolecer tantos otros.
    Tomado así, no veo yo por qué no se puede considerar todo por igual como mera manipulación de la humana tendencia al «pensamiento mágico» (éxito o marginalidad aparte).
    Yo no sé ahora mismo si la palabra «impostor» comparte etimología con el verbo «impostar», o si sólo me está saliendo un tonto juego de palabras, pero: ¿Y qué religioso, de cualquier religión, no se dedica meramente a «impostar» supuestas «verdades reveladas» procedentes de «lo sobrenatural»?… Que a mí no tienen por qué parecerme tales, o no menos que las de cualquier otra religión, o incluso mera secta (que todas son, para sus fieles, «la única y verdadera»)…
    Lo de aliñarlo todo aún más con trucos y prestidigitaciones, pues ya tal… Por usar una expresión habitual por aquí últimamente…
    Saludos.

    P.S.: Este comentario lo tenía guardado desde hace unas noches, que no lo pude subir seguramente por la reaparición del “Cloudflare”… Sea lo que sea eso…



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