Isaac Newton: a hombros de gigantes
Su personalidad
Newton no era precisamente una persona de trato fácil. Era un puritano fanático religioso, egocéntrico, misógino (se dice que murió virgen y orgulloso de ello), manipulador, intolerante… Vamos, una joya. El tipo de persona que nunca querrías como vecino, y mucho menos como jefe. Sus disputas con Leibniz alcanzaron la categoría de conflicto internacional, y siguió atacándolo incluso después de muerto. Escribía artículos bajo pseudónimo alabándose a sí mismo y no toleraba que nadie le hiciera sombra. Estaba obsesionado con los plagios, por lo que escribía sus descubrimientos de la manera más complicada posible, para que sus rivales no pudieran entenderlos, y algunos de sus descubrimientos sólo los publicó gracias a las presiones de Edmund Halley, uno de sus pocos amigos.