Otro posible escenario de vida en nuestro sistema solar
Una revelación inesperada surgió sobre Miranda, una de las lunas más pequeñas de Urano, gracias a la revisión de imágenes de la Voyager 2 y al análisis de su peculiar geología. Este pequeño satélite, anteriormente considerado demasiado frío y antiguo para albergar actividad geológica, parece esconder bajo su superficie helada un océano subterráneo de proporciones considerables.
Los científicos han estimado que hace entre 100 y 500 millones de años, Miranda albergaba un océano de hasta 100 kilómetros de profundidad, protegido por una capa de hielo de unos 30 kilómetros. Dada la modesta envergadura de Miranda, este océano habría ocupado casi la mitad de su volumen, una idea que ha dejado sorprendidos a los investigadores.
El calentamiento que permitió la existencia de este océano se explica por el fenómeno de resonancia orbital entre Miranda y otras lunas cercanas, en el cual sus órbitas sincronizadas generaron fuerzas de marea capaces de calentar su interior, un proceso similar al que ocurre entre las lunas Io y Europa en el sistema de Júpiter. Sin embargo, esta sincronización se rompió hace tiempo, y la pérdida de ese calentamiento gradual hizo que el océano empezara a congelarse. Aún así, los investigadores creen que el proceso de enfriamiento no ha terminado, y que aún podría quedar un remanente líquido bajo la superficie, pues de haberse congelado totalmente habrían aparecido grietas expansivas que no se observan en la actualidad.
Este descubrimiento de un posible océano bajo la superficie de Miranda añade a esta luna a la lista de «mundos oceánicos», como Europa y Encélado, donde los científicos ven la posibilidad de condiciones propicias para la vida. Aunque la idea de un océano escondido a más de 2.700 millones de kilómetros del sol es cautivadora, los expertos reconocen que para confirmar esta hipótesis se necesitarían nuevas misiones que estudien en profundidad a Urano y sus lunas. Por ahora, Miranda, con su compleja historia geológica y su inesperado potencial, ha capturado la imaginación de la comunidad científica, que ansía desvelar los secretos que podría esconder bajo su enigmática corteza helada