Sobre doulas, sectas, timos y canibalismo. Todo muy batido y con zumo de naranja para que dé menos asco
La palabra doula proviene del griego, y significa esclava. En la actualidad reciben este nombre las mujeres que ayudan a otras mujeres en el embarazo, parto y posparto. Carecen de cualquier titulación que las autorice a realizar estas funciones, y últimamente están muy de actualidad, apareciendo frecuentemente en los medios. Así por ejemplo, un periodico español publicaba el pasado 22 de febrero una entrevista a una mujer embarazada que cometió el error de acudir a una de estas “asistentes”.
Las conocí en un grupo de lactancia. Yo quería criar a mi hijo de la manera más natural posible y que naciera en casa, no en un paritorio, donde el trato y el ambiente a menudo suelen ser más fríos.…
Cuando me decidí a contratar los servicios de una de estas doulas, me insistía en que no era conveniente que en el parto estuvieran familiares. Y menos aún mi madre o mi marido. Que del apoyo emocional se encargaban ellas…
Me cobraban 20€, importe éste que se doblaba si era ella la que venía a mi casa. Hay otras que cobran 1.200€ por el servicio completo, embarazo, parto y posparto.
Di a luz en casa con una matrona y la doula. Cuando todo acabó tenía sed así que pedí que me trajesen un zumo, pero la doula me insistió en que me tomase un brebaje que me había preparado ella en la cocina. Yo era un muñeco en sus manos, sin apenas fuerzas para hablar, así que acepté y me tragué lo que me ofrecía en el vaso. Era un batido que contenía mi propia placenta. Nadie, ni la comadrona allí presente, me explicó que habían triturado mi bolsa. Me enteré después.
No sabría decir si me extrañó el sabor. Creo que la mezclaron con naranja e hicieron una especie de batido… No quise pensar más, era incapaz. Me la tragué y punto. Ellas eran mi familia, mis guías.
Me acusaban de ser mala madre. Te lavan el cerebro. Te dicen que por ser madre eres un ser superior. Que no debes fiarte de tu propia madre porque, cuando estás embarazada, ella ya no te ve como a una hija sino como una rival. Que vigilará todo lo que hagas… Recomiendan que tampoco te fíes de tu padre, ni de tus hermanos, que tengas cuidado con los amigos. Y, claro, te pilla en un momento delicado, se preocupan por ti, por tu maternidad, por tus miedos…, y terminas enganchada. No soy la única.
No querían que mi marido estuviese presente en el momento del parto.
Cuando ya pasó todo, a los pocos días se presentaron en mi casa varias doulas del grupo con sus hijos. Mi marido estaba en estado de shock con todo aquel revuelo. Se enfadó y me dijo que no quería que su casa se convirtiera en una guardería. Se lo comenté a las doulas y estas me aconsejaron que abandonase a mi esposo. Que yo no necesitaba un hombre. Las mujeres, me insistían, somos seres superiores.
Evidentemente cada mujer es libre de hacer con su embarazo lo que mejor le plazca. Puede incluso pedir soporte emocional al mismísimo Celades si la apetece, y, claro está, si Miguel acepta (depende de la suma, supongo). Pero la cosa cambia cuando estas doulas sustituyen a los servicios sanitarios y realizan prácticas que ponen en riesgo la salud de la madre o del bebé. Algunas doulas recomiendan dejar al niño unido a la placenta hasta que el propio cordón se pudre (nacimiento lotus). La placeta se coloca en un recipiente, lavándola y bañándola en agua con sal y aceites esenciales. Esto puede provocar una infección generalizada en el bebé que en el caso extremo puede acabar con su vida.
El Consejo General de Enfermería ha alertado de la proliferación en España de las doulas, falsas consejeras de las embarazadas, que ponen en riesgo la salud de las madres y de los bebés e incitan a las madres a prácticas más propias de la Edad Media que del Siglo XXI.
Más de 500 de estas figuras han sido localizadas en una investigación que ha realizado la Organización Colegial y que ha concluido con un informe que ha sacado a la luz a las doulas que sin ninguna formación sanitaria, aconsejan a las madres «barbaridades» contrarias a la salud pública y al sentido común. En algunas ocasiones, apartándolas de sus familias, animándoles a evitar cualquier contacto con los profesionales sanitarios e incitándoles al canibalismo con las placentas de sus hijos.
La doula es una figura que no existe legalmente en España ni en la Unión Europea, no son profesionales sanitarios y están fuera de la ley, por lo que cualquiera de sus consejos o actos ponen en peligro la salud de las mujeres y de los niños. Además, esta actividad no está reconocida en el Impuesto de Actividades Económicas y es propensa a formar parte de la economía sumergida.
Los enfermeros critican también los consejos “caníbales” que dan estas mujeres, al recomendar a las madres alimentarse con la placenta, ya que “es una práctica común en animales mamíferos”. En los últimos años, cada vez son más las doulas que recomiendan ingerirla para recuperarse del parto y propiciar la subida de la leche. Muchas veces recomiendan guardar esta en cápsulas durante años, hasta la menopausia de la mujer y tomarlas si les duele la cabeza o les baja la regla, incluso pueden suministrárselas a los niños cuando están alterados.
Para el presidente del Consejo General de Enfermería, muchas de estas prácticas son más propias de sectas canibalistas y rituales sectarios que de una sociedad avanzada. La profesión de matrona está regulada por directiva comunitaria y tiene competencias que están reservadas exclusivamente a estas enfermeras especialistas, por lo que no se puede consentir que las doulas invadan estas competencias.
Sugerido por Doc Halliday
Someone
14/03/15 11:07
@ Nomar:
Parecen un bar cutre… Porque no paran de poner «Falso Escocés».