El frente invisible: qué hay detrás de la ofensiva de Israel contra Irán
En estos días, Oriente Medio vuelve a ser el escenario de una crisis que muestra hasta qué punto la estabilidad regional pende de hilos invisibles. El ataque aéreo masivo de Israel sobre instalaciones nucleares y militares de Irán ha removido viejas tensiones y ha expuesto conexiones que algunos preferían obviar.
Israel, desde hace décadas, ve en el programa nuclear iraní una amenaza existencial. Esta obsesión no es gratuita: Irán, aunque sin tener una bomba lista, se ha acercado demasiado a los umbrales críticos de enriquecimiento de uranio. Cada informe del OIEA añade leña a un fuego que Tel Aviv prefiere sofocar antes de que se lleve todo por delante.
Desde hace años se discute la posibilidad de atacar las instalaciones nucleares iraníes. Estados Unidos siempre ha presionado para que, de hacerse, fuese un ataque quirúrgico y limitado, evitando una guerra regional. Israel, sin embargo, ha mantenido su autonomía de decisión, porque sabe que mientras el régimen de los ayatolás gobierne Irán su existencia está amenazada: Teherán ha jurado la destrucción de Israel y su odio es explícito, así que o Israel acaba con el régimen iraní, o los iraníes acabarán con el estado judio.
La caída del régimen de Bashar al-Ásad a finales de 2024 fue un golpe duro para Irán. Sin su aliado sirio, sus rutas de suministro hacia Hezbolá y otros grupos afines se complicaron. La nueva administración siria, encabezada por Ahmed al-Sharaa, muestra una postura menos hostil hacia Israel y más alineada con Occidente, lo que facilita operaciones que antes habrían provocado un escándalo diplomático y militar inmediato.
En el otro lado de Israel, la situación en la Franja de Gaza sigue siendo tensa. Israel afirma tener el control de la mayoría de posiciones de Hamás y ha reducido significativamente su capacidad operativa, pero la ofensiva no se considera cerrada del todo: aún hay focos de resistencia y operaciones puntuales para eliminar células restantes. En cuanto al futuro de Gaza, no está clara la decisión que esté dibujando Israel que esta región. La intención parece ser desmantelar la infraestructura de Hamás y luego permitir que otra autoridad local o internacional administre la zona, evitando que vuelva a ser base de ataques.
Como colofón, repasemos toda la secuencia de acontecimientos que nos ha llevado a la situación actual. Tenemos una ofensiva israelí en respuesta a un ataque de Hamás, la caída oportuna de un régimen incómodo para Israel y Occidente, y un Irán que se asoma al borde nuclear. Cuesta creer que todo este camino que concluye en las instalaciones nucleares iraníes, haya sido una casualidad. En mi opinión, el Mossad, probablemente la agencia más eficaz del planeta, difícilmente habría pasado por alto una ofensiva de Hamás tan amplia y coordinada como la que ocurrió hace año y medio. Poniéndome conspiranoico: ¿y si lo sabían, y dejaron que todo ocurriera para justificar la operación de mayor envergadura de la última década? Primero Hamás, luego Hezbolá —golpeada simultáneamente en Siria y Líbano— y finalmente, el corazón de Irán.
El resultado: la planta de Natanz dañada, altos mandos iraníes eliminados, varios científicos nucleares muertos y una respuesta iraní que, aunque ruidosa, no cambia de forma significativa el equilibrio de fuerzas. Netanyahu ya ha dicho que todo lo que ha sufrido Irán no es nada comparado con lo que viene. Si yo fuese Jamenei empezaría a pedir asilo político en Rusia, en la misma urbanización que Al-Ásad.
En este contexto, cada ataque alimenta la teoría de que nada es improvisado. Si algo enseña Oriente Medio es que la línea entre la estrategia y la conspiración es más fina de lo que muchos admiten. Y a estas alturas, creer en coincidencias es un lujo que pocos pueden permitirse.
lamentira
15/06/25 00:23
La verdad, es que salvo lo de Venezuela, lo estoy clavando.
https://www.youtube.com/watch?v=d071s1oW4Ew
Esperemos que lo de Venezuela pueda solucionarse antes de fin de año.