Bailando por la lluvia
Desde hace unos días circula por redes sociales un video grabado en Nueva Orleans que muestra unas tapas de alcantarilla que parecen moverse solas, como si estuviesen bailando al son de una tétrica melodía. El fragmento, difundido por la cuenta @dom_lucre en X (antes Twitter), ha desatado una oleada de teorías que van desde lo paranormal hasta lo apocalíptico. «Es una señal de advertencia», dicen algunos. «Es lo mismo que pasó antes de Katrina», afirman otros. Y como era de esperar, los canales de misterios del estilo «una civilización perdida bajo nuestras ciudades» han cogido carrerilla.
BREAKING: New Orleans Louisiana residents are claiming that a massive storm similar to Katrina could be approaching their city this year after manholes began levitating.
New Orleans natives claim that ‘this is a sign from the ancestors’ and that this same phenomenon was… pic.twitter.com/KM5s5kOY1M
— Dom Lucre | Breaker of Narratives (@dom_lucre) May 23, 2025
La escena es extraña, no lo vamos a negar: la tapa se eleva varios centímetros, gira, cae, vuelve a levantarse, como si algo debajo presionara con insistencia. El pavimento a su alrededor está seco. No se ve agua rebosando, ni humo, ni animales. Nada que delate una causa evidente. Es justo el tipo de material con el que los conspiranoicos se frotan las manos.
Pero si nos tomamos un segundo para pensar y no dejarnos llevar por la ola alarmista, hay explicaciones mucho menos sofisticadas. Y curiosamente, mucho más inquietantes. Porque, efectivamente, algo parecido ya ocurrió antes. No es leyenda urbana. Antes del paso del huracán Katrina en 2005, varios vecinos reportaron tapas de alcantarilla que se elevaban por la presión acumulada en las tuberías. Durante las lluvias intensas, el agua entra tan rápido en el sistema que empuja el aire atrapado dentro, provocando que este busque escape por el camino más fácil: las bocas de registro.
En otras palabras, cuando el subsuelo comienza a «resoplar», es que se avecina tormenta. Literalmente. El sistema de drenaje de Nueva Orleans está entre los más complejos y vulnerables del país, con bombas de extracción que datan de principios del siglo XX. Y si algo ha demostrado la historia reciente es que basta una tormenta mal encarada para saturar completamente su capacidad.
El video viral no muestra una amenaza sobrenatural. Muestra una advertencia física muy concreta. El suelo está hablando, aunque no en el idioma de los fantasmas, sino en el de la presión hidrostática. Atribuir el fenómeno a fuerzas ocultas es más entretenido, sí, pero también desvía la atención de un problema real: la infraestructura urbana de Nueva Orleans está agotada, y si no se refuerza, cada tormenta será una ruleta rusa.
Así que no, la tapa no baila. Está protestando. Lo que hace falta no es un exorcista. Es una inversión urgente en drenaje pluvial.