La gravedad: un truco informático en un Universo simulado
La idea de que nuestra realidad podría ser artificial, una elaborada simulación digital creada por una inteligencia superior, ha pasado de ser un debate filosófico marginal a ocupar titulares en medios generalistas y redes sociales. En los últimos años, se ha convertido en uno de esos temas que reaparecen una y otra vez, envuelto en afirmaciones atrevidas y frases grandilocuentes que invitan a preguntarse: ¿y si todo esto fuera cierto?
El ejemplo más reciente es un artículo de la prestigiosa revista Esquire que asegura que la gravedad podría ser una prueba de que vivimos en una Matrix. Y, como era de esperar, eso bastó para que el engranaje viral se pusiera en marcha y medio internet lo compartiera con entusiasmo, como si estuviéramos ante una confirmación científica irrefutable de que vivimos atrapados en un videojuego disfrazado de universo. Una interpretación desproporcionada que, una vez más, confunde hipótesis con hechos. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?
Para entenderlo, hay que retroceder unos cuantos siglos. Ya en el XVII, Descartes se preguntaba si un genio maligno podría estar manipulando nuestras percepciones, haciéndonos creer en un mundo que no es real. Y en el siglo XX, el experimento mental del «cerebro en una cubeta» retomaba esa idea: ¿y si nuestras experiencias no provinieran del mundo real, sino de una simulación computarizada que alimenta nuestro cerebro? El experimento del «cerebro en una cubeta», formulado por Hilary Putnam en los años 80, plantea justamente eso: imagina que nuestro cerebro está suspendido en un líquido nutritivo, conectado a una supercomputadora que reproduce fielmente todos nuestros estímulos sensoriales. Desde nuestro punto de vista, no habría forma de notar la diferencia. El dolor, el sabor del café, la nostalgia, la música: todo seguiría sintiéndose igual. Estas preguntas eran puramente filosóficas, pero sembraron la semilla de la duda: ¿podemos fiarnos de la realidad?
En 2003, el filósofo sueco Nick Bostrom llevó el tema al terreno de la probabilidad. Su famoso argumento de la simulación plantea un trilema: o las civilizaciones avanzadas nunca llegan a desarrollar simulaciones de mundos como el nuestro, o no les interesa hacerlo, o bien, si lo hacen y ejecutan millones de simulaciones, entonces es estadísticamente muy probable que nosotros estemos dentro de una de ellas. No es una afirmación categórica, sino un razonamiento condicional. Pero claro, es lo bastante sugerente como para que medios y celebridades lo conviertan en titular: «Vivimos en una simulación».
Desde entonces, la idea ha calado hondo, alimentada por paralelismos con la física moderna. Por ejemplo, el hecho de que el espacio-tiempo podría estar cuantizado (como podría ocurrir con los píxeles de una pantalla), o que ciertos fenómenos cuánticos se comporten de forma indeterminada hasta que los observamos, se han interpretado como posibles «trucos de programación». Algunos científicos incluso han propuesto buscar fallos en el código del universo, como si de un videojuego se tratara: si existiera una retícula subyacente, quizá podría detectarse en la distribución de los rayos cósmicos ultraenergéticos. Pero, hasta ahora, ningún experimento ha encontrado algo que sugiera que estamos en una simulación. Aquí entra en escena Melvin Vopson, físico de la Universidad de Portsmouth, con una propuesta publicada en AIP Advances (una revista científica de acceso abierto especializada en física aplicada). Vopson plantea que la gravedad podría no ser una fuerza fundamental, sino un subproducto emergente de un algoritmo de compresión de datos. Es decir, que la atracción entre masas no sería más que una forma de optimizar recursos computacionales dentro de una hipotética simulación. Cuando los objetos se agrupan, se reduce la complejidad informacional del sistema, lo que beneficiaría a un universo simulado que busca funcionar con eficiencia. Hasta aquí, una hipótesis provocadora pero especulativa.
El problema es que titulares como el de Esquire toman esta idea y la inflan hasta convertirla en una «prueba» de que vivimos en Matrix. Nada más lejos de la realidad. La teoría de Vopson no ha sido replicada, ni respaldada por la comunidad científica. Es una propuesta teórica que necesita mucho más desarrollo y verificación experimental. Pero eso no impide que se viralice como si fuera el Santo Grial de la simulación.
Mientras tanto, desde la física teórica y la filosofía de la ciencia llegan muchas críticas. George Ellis, por ejemplo, considera la hipótesis impracticable: simular el universo con la fidelidad que observamos requeriría más recursos que los disponibles incluso para una civilización posthumana. Frank Wilczek destaca la complejidad innecesaria de nuestras leyes físicas, que no encaja con el tipo de diseño que cabría esperar de una simulación eficiente. Y Sabine Hossenfelder va más allá, calificándola directamente de pseudociencia: no hay forma de falsarla, por tanto, no es una hipótesis científica.
Por otro lado, queda la gran pregunta sobre la conciencia. La hipótesis de simulación asume que se puede recrear la conciencia humana en una computadora, pero esa es otra cuestión abierta. Filósofos como John Searle han argumentado que simular inteligencia no equivale a generar experiencia subjetiva. Si tienen razón, entonces una simulación podría generar comportamientos humanos, pero no mentes conscientes. Y si nosotros somos conscientes, no podríamos ser simulados. Fin del juego.
Esto nos lleva, a que la hipótesis del universo simulado es intelectualmente fascinante, y plantea cuestiones profundas sobre la realidad, la mente y la tecnología. Pero eso no la convierte en verdad científica. Y desde luego, la gravedad sigue siendo una predicción precisa de la relatividad general, no un «glitch» del código. Confundir una analogía especulativa con una prueba empírica es un error que, lamentablemente, se repite demasiado a menudo en la divulgación sensacionalista. Como tantas veces, la mejor herramienta frente a estos titulares espectaculares es la más sencilla de todas: el escepticismo.
Alexis
28/05/25 04:01
No sé… Desde luego, demasiados pormenores cotidianos; muchas grandes y pequeñas afectaciones íntimas o compartidas; mucho entramado de infinidad de grandes y pequeños detalles, ya incluso sin salir siquiera de lo que es un solo individuo en sí. Ajetreos diarios de todo tipo, necesidades de comer, de ir al baño, problemas de salud, picores de nariz… Demasiada cosa contenida en el dia a dia de cada cual como para que toooodo tuviera que ser simulado y, de algun modo, «artificial» e introducido a propósito en una virtualidad de esas.
¡Aunque ya me gustaria, ya, que mis actuales problemas (económicos por ejemplo, y por no ir más lejos ni mencionar otros) no fueran «reales»!
Kurrupypy
28/05/25 05:39
Alexis dijo:
Pero en definitiva es tu/mi/su realidad . Sufrimos o disfrutamos de esa realidad. ¿Cuál sería la diferencia?
No sé si me explico
Alexis
29/05/25 03:51
@ Kurrupypy:
Pues sí. Tienes razón… Comentario puesto un poco a lo totno a altas horas de todos modos (como este mismo también)… Está claro que en ese añadido final más bien pensaba y no pensaba yo en una realidad virtual de la que poder desconectarse uno, acaso para recuperar una existencia más verdadera y, Dios mediante, de circunstancias más favorables. (Mera expresión de deseo subconsciente).
Pero es verdad que no viene al caso para lo que se estaría teorizando, elucubrando, hipotetizando o especulando aquí: Que el único contexto del que poder definir lo que para uno es real no pueda ser sinó el que es. Y que éste pudiera ser de naturaleza infusa por algún artífice ubicado en un nivel superior e inalcanzable por ningún producto de esa misma «naturaleza artificial», creada por él y supeditada a sus designios… Y ahí creo que ya empieza a sonar esto que digo algo así como a pseudoteología posmoderna de barra de bar, o despropósito semejante.
Pero es que todo esto al final no es más que un simple «pour parler», como ya bien apunta el propio Post de aquí arriba.
Saludos.
solferico
29/05/25 16:17
Creo que es un hilo de especulación fascinante, y desde luego, no descabellado del todo. Hay varios indicios que invitan a especular, algunos ya mencionados aquí:
– El universo está cuantizado, como en una simulación digital (no sólo los píxeles en la pantalla, los propios valores numéricos de cualquier cosa pueden tener tanta precisión como tenga el tipo de datos en el que el ordenador los maneje, nunca más precisión que esa)
– La velocidad de cómputo está fijada y no se puede superar. De hecho es constante. Es la velocidad de la luz. Es la velocidad a la que se ejecuta la simulación. Y el hecho de que a mayor velocidad en el espacio menor velocidad en el tiempo, y que la suma de todas esas velocidades sea constante siempre encaja bien con que sea la velocidad a la que la simulación puede calcular el siguiente estado de los objetos en ella.
– El entrelazamiento cuántico, que parece violar la velocidad a la que la información se propaga por el universo, sería fácilmente explicable, ya que serían simplemente dos variables asignadas al mismo valor, de forma que la propagación del estado de una partícula a otra no se propaga a la velocidad de la simulación, sino a la velocidad del sistema que simula. En un sólo tic de reloj dos variables toman el mismo valor, independientemente de la distancia a la que los objetos simulados a la que pertenecen las variables se encuentren.
Por otro lado, la crítica de «necesitaríamos más materia/energía de la existente en el universo para poder simular el universo» en realidad es una tontería. ¿Quién ha dicho que el universo «real» en el que corre la simulación tiene que ser el mismo en tamaño/forma/reglas que el universo simulado?. Ejemplo tonto: en Minecraft, hay peña que ha creado ordenadores totalmente funcionales con los bloques disponibles en el juego. Incluso hay un chaval que creó dentro de Minecraft un ordenador en el que se puede jugar al minecraft. ¿Se puede crear un ordenador tan capaz y rápido como el ordenador real en el que estás ejecutando Minecraft? Claro que no. Ni falta que hace. Pero ahí lo tienes, un ordenador simulado, dentro de un ordenador real. Ni las piezas, ni la velocidad, ni las reglas fundamentales con las que operan son las mismas. Pero eso no significa que no se pueda crear una simulación.
Dicho esto, más allá de que me encante especular con el tema (de ahí el rollo que estoy soltando), me parece irrelevante. Ni explica el origen del universo (¿de dónde viene el universo real en el que corre la simulación?) ni me cambia la vida en nada (la lista de cosas por las que podría dejar de existir mañana mismo no tiene en el top que el admin reinicie el server. Además, igual ha salvado la partida antes).
Además, tampoco creo que sea algo que se pueda llegar a demostrar nunca. Así que, por más que me entretenga el ejercicio especulativo, en realidad me la trae al fresco.
Kurrupypy
29/05/25 19:08
Pero además, y no sólo contestándote a ti, @Alexis, sino diría también al artículo, hay algo que no cuadra mucho:
Si todo, absolutamente todo, está programado, incluida nuestra conciencia y pensamientos, ¿también se programó que pensáramos precisamente en dicha programación y dudáramos de nuestra «realidad»? No tendría mucho sentido, ¿no?
Carapapel
30/05/25 00:12
@ Kurrupypy:
Puestos a filosofar un poco, se podría argumentar que nuestras limitaciones o desconocimiento en ciencia y nuevas tecnologías nos haga pensar que conseguir eso sea imposible.
No sé si se puede descartar nada o todo, pero pienso que en los años noventa estábamos con el teléfono fijo en casa y ahora cada año llevamos un mejor mini ordenador-cámara-teléfono-gps y mil cosas más portátil, bueno eso quien se lo pueda permitir, las IA, solo por poner unos ejemplos.
Además, podría tratarse de cualquier tipo de simulación de prueba que tratase de recabar datos con cualquier objetivo, no sé, como la posible evolución de «su especie» basándose en la simulación de una creada y simulada con unos parámetros parecidos a la «vida real», la suya, o libre albedrío, o reacción a catástrofes, mil cosas. La verdad es que es en este aspecto las posibilidades son infinitas.
Como decía el traidor de Matrix, la primera, «sé que este filete no es real pero me sigue sabiendo tan bien», o algo parecido. Pues a disfrutar lo «simulado».
A ver si sacan el DLC «MEGA» en Europa, que en Estados Unidos está disponible desde enero de 2025.
Alexis
30/05/25 03:54
@ Kurrupypy:
Bueno, como yo entro obscenamente tarde por aquí, hoy ya se me ha adelantado @Carapapel en cotestarte algo a esto:
Kurrupypy dijo:
Yo simplemente te habría dicho que: ¡Hombre! ¡Pues vete tu a saber el «sentido» que tendría!… Si todo esto fuera una simulación, tampoco podemos saber nada sobre qué clase de entes la habrían manufacturado. Ni para verificar qué tipo de experimentos. Ni en qué puñetas estarían pensando en definitiva… Y ahí me habría quedado…
@ solferico:
Es, o puede ser, desde luego, un hilo de especulación fascinante. Pero en mi caso concreto diré abiertamente que nada más ni menos que porque mi naturaleza friki es muy de flipar con lo fantástico en general.
Podemos hacer analogías con infinidad de temas ya profusamente tratados, aquí mismo sin ir más lejos. Yo puedo encontrar fascinante la idea de que las pirámides de Egipto y demás logros de la antigüedad tuvieran que ser producto de intervención extraterestre (negando así a la misma humanidad autóctona su potencial y capacidades propias). O que el giro evolutivo que nos llevó a la «anomalía» del cerebro racional y capaz de pensamiento abstracto tuvo que ser inducido de alguna manera por «foràneos» de algun tipo y con algún propósito… Todo eso està muy bien para las ganas de elucubración fantástica, y para alimentar la pura ficción recreativa. Pasa que luego hay demasiadas ganas de creer en según qué, y se buscan supuestos, aunque normalmente muy peregrinos, «indicios probatorios» de que tal o cual cosa sea como se pretende.
Yo tampoco creo que podamos sentenciar en modo alguno que el universo, que nos incluye a nosotros, no sea como es simplemente por sí mismo (aunque aquí ya dejo de lado y no me meto con lo que ya son religiones propiamente dichas y sus credos sobre «creador» y «creación»). Pero hay mucho de ideas fantásticas preconcebidas que luego pretenden hacerse cuadrar juntando ensaladas de supuestas «evidencias» que hacer venir bien para el caso… Que no acabe saliendo por algún lado alguna especie de «secta de la sagrada simulación», como hay colectivos que atribuyen de todo a los ovnis y cosas así…
Ahora pienso (ocurrencia ya de rebote) en aquellas recalcitrantes ideas sobre «antigüedad creada» de según qué ortodoxias religiosas. La «supuesta» antigüedad de fósiles y demás restos del pasado, según los fecha la ciencia, sería una apariencia engañosa ya infundida así por el «creador». Todo por no contradecir las pautas temporales «verdaderas» que ya bastante dan a conocer «de manera irrefutable» las sagradas escrituras… Sería gracioso que tuvieran parte de razón, porque todo esto fuera una simulación. Y que esta fuera menos antigua que la mera apariencia que se nos presenta a nosotros…
En fin… Saludos.
solferico
30/05/25 15:07
Supongo que cada uno derrapamos hacia donde inclinamos… En mi caso, mi cabeza de ingeniero de IA tira por el lado tecnológico, y el metafísico o filosófico me atrae menos.
@ Kurrupypy:
Es lo bonito de la IA, y de cualquier sistema complejo. No tienes que programarle todo para que suceda. Sólo crear las condiciones de base para que sea posible, y tiempo suficiente para que sea inevitable, a base de apilar cambios sencillos unos sobre otros.
«Incluso» si nuestro universo es real, sólo tiene fuerzas fundamentales, y partículas subatómicas. Con suficiente tiempo se han formado átomos de hidrógeno, que se han juntado por gravedad en estrellas, que han fusionado esos átomos en otros más complejos, que luego han estallado esparciendo esos átomos complejos, que luego se han juntado por gravedad, han reaccionado entre ellos formando moléculas… así hasta crear una pandilla de tipos perdiendo el tiempo en un foro discutiendo sobre si hay un superalienígena jugando al GTA 20 en su ordenador y nosotros somos personajes de la partida
Coñas aparte, para quien quiera curiosear ese concepto (emergencia) el más sencillo y fascinante quizá sea el «Juego de la vida»:
https://es.wikipedia.org/wiki/Juego_de_la_vida
Alexis
31/05/25 03:33
@ solferico:
No le he echado más que un vistazo breve al «juego de la vida» ese, pero de algo me suena (documental de televisión o lo que sea)… Me ha venido a la cabeza que en una de esas novelas de Dan Brown («Origen» concretamente, creo) se pretendia que una compleja simulación de ordenador fuera suficiente para echar por tierra los dogmas y predicamentos de la religión. ¿Cómo? (¡Ojo: Spoiler!). Pues porque una vez adecuadamente introducidos los paràmetros de los principios de la termodinámica en el experimento (entiendo yo que sobre todo lo referido a la entropía) la simulación generaba espontáneamente lo que vendrían a ser organismos vivos, como mero producto de las dinámicas de la física y química del universo (sin necesidad de hálito divino ni nada), a modo de «dispersadores de energia» como cualesquiera otros, dentro de esas mismas dinámicas.
Bueno. Lo explico a mi manera, de mala memoria, y sin tener yo tampoco estudios de nada que me lo hagan a mí mismo más entendible de hasta donde llego, o creo llegar… Y tampoco es por nada. Sólo que me ha venido así a la cabeza…
solferico dijo:
¡Ahí le has dao! Por mi parte, como ya dije, nada más que un «pour parler». Y una distracción breve de algún rato de altas horas en mis circunstancias actuales… Valga eso de todos modos…
Saludos.