Un OVNI convirtió en piedra a soldados rusos

En enero de 2021, algunos medios digitales volvieron a agitar las aguas del misterio con una historia digna de una película de ciencia ficción: un supuesto informe de la CIA relataba que un grupo de soldados rusos había sido convertido en piedra por un OVNI. Titulares que mezclan servicios de inteligencia, fuerzas militares y fenómenos inexplicables tienen la fórmula perfecta para viralizarse, pero en este caso, como en tantos otros, la verdad está bastante alejada de la versión sensacionalista.

La historia tiene su origen en un documento real del archivo CREST de la CIA, el número DOC_0005517761, accesible desde la propia web de la agencia. Esto ha llevado a muchos a pensar que se trata de un informe secreto ahora desclasificado, que confirmaría la existencia de un encuentro extraterrestre mortal en Siberia en 1993. Pero basta con leer el documento para darse cuenta de que no es un informe elaborado por la CIA, sino una simple traducción al inglés de un artículo publicado originalmente en el periódico ucraniano Ternopil Vechirniy.

Ese artículo ucraniano, a su vez, se hace eco de una publicación previa del tabloide Weekly World News, un medio canadiense tristemente célebre por publicar noticias completamente inventadas, como la de un niño murciélago o alienígenas que se infiltran en el gobierno de EE.UU. En este caso, relataba que un OVNI había sido derribado por soldados rusos, que luego fueron atacados por una esfera brillante que los petrificó al instante. Solo dos soldados sobrevivieron al quedarse fuera del alcance del misterioso rayo.

La historia es llamativa, desde luego. Tiene todos los ingredientes del mito moderno: un enemigo invisible, una tecnología incomprensible, y un castigo digno de una maldición mitológica. Pero carece de cualquier tipo de evidencia física, testimonio verificado o confirmación oficial. De hecho, estoy seguro que en cuanto habéis leido Weekly World News ya habéis desestimado la veracidad de la historia. Ni siquiera los medios rusos han dado cobertura alguna al supuesto incidente, algo muy llamativo si consideramos que habría muerto casi una treintena de soldados.

El hecho de que la CIA archivara una traducción de esta historia no implica en absoluto que la considerara veraz o relevante. La agencia tiene entre sus funciones la recopilación de información publicada en el extranjero, y muchas veces traduce artículos de prensa que simplemente circulan en otros países, sin importar su credibilidad. Es un procedimiento rutinario que no otorga legitimidad al contenido.

En el contexto de la guerra fría tardía y la Rusia post-soviética, los relatos de OVNIs se mezclaban fácilmente con temores a tecnologías secretas y conspiraciones globales. Esta historia, con su halo de tragedia y misterio, encaja perfectamente en ese imaginario, pero no pasa de ser una ficción sensacionalista recogida por error o por protocolo en un archivo oficial. Convertirlo en prueba de algo real es como citar un cómic para demostrar que existen los superhéroes.

A veces, el simple hecho de que algo esté escrito en un documento con membrete oficial basta para activar la fantasía. Pero si uno rasca un poco, todo se desmorona como una estátua de sal al sol. En este caso, lo único que se petrificó fue el sentido común de quienes no quisieron leer más allá del titular.



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