Empastes alienígenas
En la interminable historia de las llamadas «momias alienígenas» de Nazca, un nuevo «descubrimiento» ha sido presentado como prueba irrefutable de su autenticidad. Según el equipo del Dr. José Zalce, una de las momias, apodada «Antonio», presenta una muela con signos de caries que fue tratada con un empaste de amalgama, una técnica utilizada en odontología humana desde hace siglos. Sin embargo, lo que debería ser una evidencia clara de que estos restos han sido modificados o intervenidos en tiempos modernos, ha sido transformado por sus defensores en una prueba de que se trata de un «ser biológico real». Un sinsentido que, lejos de fortalecer la teoría de su autenticidad, la debilita aún más.
Científicos que estudian los Seres Tridáctilos del Perú hacen un nuevo hallazgo sorprendente al examinar sus bocas;
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— Jaime Maussan (@jaimemaussan1) February 21, 2025
La amalgama dental, utilizada para restaurar dientes afectados por caries, es una aleación de mercurio con otros metales como plata, cobre y estaño. Su uso en odontología está documentado desde al menos el siglo VII en China y el siglo XVI en Europa. Sin embargo, su popularización en la odontología moderna se produjo en el siglo XIX y XX, con su auge en el siglo XX debido a su resistencia y durabilidad. En los últimos años, la amalgama ha sido progresivamente reemplazada por materiales más estéticos y biocompatibles, como las resinas compuestas, debido a preocupaciones sobre su contenido de mercurio.
El hallazgo de un empaste de amalgama en la boca de «Antonio» es, por tanto, una prueba irrefutable de que el diente fue tratado en tiempos recientes con una tecnología propia de la odontología humana. En lugar de reconocerlo como lo que es, un indicio de que estas «momias» han sido manipuladas en tiempos modernos, los defensores de la autenticidad han intentado reinterpretarlo como una prueba de que los cuerpos son «reales». Es decir, en vez de admitir que un tratamiento dental propio del siglo XX o XXI delata la falsificación, lo presentan como una confirmación de que estos seres alguna vez vivieron y, además, recibieron cuidados odontológicos.
Esta forma de argumentar no solo es absurda, sino que también pone de manifiesto cómo la narrativa en torno a estas momias se adapta según convenga. Cuando aparecen huesos de animales mezclados con restos humanos, se minimiza la relevancia de estos hallazgos; cuando se encuentran evidencias de manipulación con pegamento moderno, se ignoran las pruebas de laboratorio que lo confirman; y ahora, cuando aparece un tratamiento dental contemporáneo, en lugar de verlo como lo que es -una evidencia de fraude-, se utiliza para reforzar la fantasía.
Mientras tanto, la comunidad científica sigue desmontando cada una de estas afirmaciones. En enero de 2024, un equipo independiente de arqueólogos forenses concluyó que al menos dos de las momias estudiadas eran, en realidad, ensamblajes modernos creados con huesos de distintos animales y pegamento sintético. Pese a esto, los seguidores de Maussan y su equipo insisten en buscar cualquier nuevo «descubrimiento» que mantenga la historia viva y alimenten el mito.
Lo que está claro es que los cuerpos presentados como «momias extraterrestres» no tienen nada de alienígenas, ni de misteriosos. Son un fraude bien elaborado que se desmorona con cada análisis serio que se les realiza. Y ahora, irónicamente, una evidencia de la falsificación ha sido convertida por sus defensores en un intento de validación. Un giro que demuestra que, para algunos, la narrativa es mucho más importante que la verdad.