La visión remota de Marte: la civilización perdida que imaginó la CIA
En 1984, en el marco del programa «STARGATE» de la CIA, se llevó a cabo un experimento que, aún hoy, sigue alimentando debates entre quienes creen en las capacidades psíquicas y quienes sostienen que estos esfuerzos no fueron más que una extravagancia pseudocientífica.
En este caso particular, el tema gira en torno a un informe desclasificado en el que se describe una sesión de visión remota, un supuesto método para obtener información sobre un lugar o evento sin interacción física directa, empleando solo la mente. Esta práctica, que bordeaba lo esotérico, había llamado la atención del gobierno estadounidense durante la Guerra Fría, impulsada por rumores de que la Unión Soviética también exploraba estas técnicas.
El sujeto participante de esta sesión fue guiado por un instructor que le proporcionó una serie de coordenadas sin contexto, simplemente identificadas como un objetivo. Estas coordenadas, según el documento, correspondían a Marte, aproximadamente un millón de años en el pasado. Lo que sucedió durante la sesión fue algo que el participante describió como una experiencia profundamente vívida: afirmó percibir estructuras imponentes, semejantes a pirámides, rodeadas por un paisaje desolado y árido. En sus descripciones, habló de un pueblo de seres altos y delgados, que parecía estar al borde de la extinción. Según el relato, esta civilización marciana enfrentaba una catástrofe climática que transformó su mundo en un lugar inhóspito y prácticamente inhabitable.
El vidente detalló cómo estos seres construyeron sus estructuras monumentales para protegerse de tormentas devastadoras y buscaron un refugio que, en última instancia, no les garantizaría su supervivencia. Según lo que «percibió», algunos miembros de esta raza lograron escapar en busca de un nuevo hogar en otro lugar del universo, dejando atrás los vestigios de su civilización. La narrativa de esta sesión evoca inevitablemente elementos que parecen extraídos de la ciencia ficción: pirámides, una raza extraterrestre moribunda y un Marte que alguna vez albergó vida inteligente.
Este tipo de experimentos formaba parte de un esfuerzo más amplio en el que la CIA, junto con otras agencias gubernamentales, evaluaba las posibilidades de la percepción extrasensorial y la visión remota para fines de inteligencia. En el contexto de la Guerra Fría, cualquier posible ventaja estratégica, por extravagante que pareciera, era tomada en consideración. Sin embargo, con el tiempo, el programa fue perdiendo fuerza debido a la falta de evidencia concluyente sobre la efectividad de estas técnicas. En 1995, el Departamento de Defensa decidió cerrar oficialmente «STARGATE», afirmando que los resultados no justificaban su continuidad.
A pesar de la clausura del proyecto, los informes desclasificados han generado una fascinación duradera. Este episodio en particular ha sido reinterpretado por teóricos de lo paranormal como evidencia de civilizaciones antiguas en Marte, mientras que los escépticos lo descartan como una combinación de sugestionabilidad, imaginación y el poder de las narrativas inducidas. Los documentos desclasificados no arrojan conclusiones sobre la validez de las afirmaciones del sujeto, limitándose a registrar lo que este aseguró percibir durante la sesión.
La historia de esta visión remota de Marte resurge ocasionalmente como un recordatorio del extraño equilibrio entre curiosidad científica y exploración de lo desconocido que definió algunos aspectos de la Guerra Fría. Mientras tanto, sigue siendo una anécdota intrigante que divide opiniones y da pie a nuevas especulaciones sobre nuestro vecino planetario y el enigma de su pasado.