Nueva explicación a la señal WOW

En agosto de 1977, un radiotelescopio llamado Big Ear, ubicado en Ohio, captó una señal de radio inusual que ha desconcertado a los científicos durante más de cuatro décadas. La señal, conocida como la señal «Wow!», debe su nombre a la exclamación escrita por el astrónomo Jerry R. Ehman en el margen de la hoja donde se imprimió la lectura.

Durante 72 segundos, el telescopio detectó una señal que destacaba notablemente sobre el ruido de fondo. Provenía de la constelación de Sagitario y coincidía con la frecuencia de emisión del hidrógeno neutro, lo que aumentaba las expectativas de que pudiera ser de origen extraterrestre, ya que esta frecuencia ha sido considerada por muchos como un canal potencial para la comunicación interestelar.

A lo largo de los años, la señal «Wow!» ha sido objeto de múltiples estudios y teorías. Sin embargo, ninguno logró proporcionar una explicación definitiva. Los intentos de detectar nuevamente la señal en los mismos puntos del cielo fracasaron, y la posibilidad de que fuera simplemente una interferencia terrestre o un satélite se descartó. Esto llevó a especulaciones sobre su origen, con algunos sugiriendo que podría ser una señal enviada deliberadamente por una civilización extraterrestre, mientras que otros, más escépticos, pedían una explicación menos fantástica.

En medio de este debate, una nueva hipótesis ha surgido para ofrecer una explicación más terrestre del fenómeno. Según un reciente análisis, la señal «Wow!» podría haber sido causada por una nube de hidrógeno siendo excitada por un evento cósmico transitorio, como un destello rápido proveniente de una estrella de neutrones o un púlsar. Este tipo de fenómeno no es desconocido para los astrónomos, pero su detección es extremadamente difícil y depende de la sensibilidad y el momento de observación de los instrumentos. Estas nubes de hidrógeno pueden ser estimuladas para emitir señales en la misma frecuencia que se observó en 1977, lo que haría que el radiotelescopio captara una señal fuerte y breve como la que sorprendió a Ehman.

Esta teoría se sustenta en observaciones recientes y en el conocimiento creciente sobre los fenómenos transitorios en el espacio, los cuales pueden producir señales de radio de alta intensidad. Aunque la idea de que una nube de hidrógeno estimulada por un evento astronómico fue la causa de la señal «Wow!» no ha sido aún revisada por pares ni confirmada por estudios adicionales, ofrece una explicación que se alinea con fenómenos naturales conocidos, alejando la necesidad de invocar hipótesis más exóticas.

Así, aunque el misterio de la señal «Wow!» no se ha resuelto completamente, esta nueva teoría representa un paso significativo hacia una comprensión más completa del evento. Las investigaciones futuras, con instrumentos más avanzados y métodos de observación más precisos, podrían finalmente cerrar el caso, relegando al ámbito de la ciencia ficción la idea de que la señal «Wow!» fue un mensaje de una civilización alienígena. Por ahora, el debate continúa, pero con un nuevo enfoque que podría cambiar la forma en que entendemos este icónico evento en la historia de la astronomía.



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