5 «venenos» blancos que tomas a diario

Desde hace unos años circula por la red un artículo, que en ocasiones ha sido replicado por medios serios (como el canal de televisión Cuatro), en el que se acusa a 5 alimentos de ser perjudiciales para la salud. Los 5 son blancos y los 5 los tomas a diario, o casi.

En nuestra dieta existen alimentos que deberían ser llamados venenos, porque tienen poco valor nutricional y hasta pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Conocidos como “venenos blancos”, el azúcar refinado, la sal y las harinas refinadas, entre otros, son causantes de diferentes enfermedades que son consideradas graves, pues son degenerativas, como la diabetes, la hipertensión arterial y hasta el cáncer.

Veamoslos uno a uno.

Sal de mesa

La industria decidió un día convertir la sal cristalina natural en simple cloruro sódico (la sal refinada de hoy), porque los científicos de la época afirmaron que los demás elementos que contenía (minerales esenciales y otros oligoelementos) eran innecesarios y bastaba el cloruro sódico para salar los alimentos.

A la toxicidad del cloruro sódico hay que añadir la del yodo y el flúor, minerales que hoy se agregan artificialmente a la sal.

El yodo (tóxico cuando se sobrepasa el mínimo necesario) se añade porque se supone que mejora la función de la tiroides; y el flúor (uno de los elementos más radioactivos que existen) porque afirman que este veneno evita la caries.

La sal cristalina natural, tanto la que procede del mar (sal marina), como de las montañas, contiene los 84 elementos que compone el cuerpo humano en su proporción exacta. Poca gente sabe que la composición de la sangre humana es prácticamente idéntica al agua salina del “mar primario”, es decir, una solución con la misma concentración de elementos que tenía el mar hace millones de años.

La RAE define «veneno» como «sustancia que, introducida en un ser vivo, es capaz de introducir graves alteraciones funcionales e incluso la muerte». Por lo tanto, calificar a la sal como un veneno es un tanto exagerado. La sal ha sido consumida por el ser humano desde milenios, siendo un componente imprescindible para los procesos metabólicos de los seres vivos.

El consumo excesivo de sal sí que puede ser dañino, provocando hipertensión y problemas cardíacos. Pero absolutamente todo en exceso es dañino. Hasta el agua.

Leyendo el texto del bulo de los 5 venenos blancos, podría parecer que el procesado de la sal somete a este producto a complejos tratamientos químicos, pero no es cierto. El procesado consiste en lavarla con agua salada para retirar otras sales, como las de calcio y magnesio, que provocan que los granos tengan un color más oscuro y un sabor amargo.

En algunos casos, también se le añade un antiapelmazante, para evitar que la sal forme terrones, lo que hace que sea más incómoda de consumir.

También en algunos casos se le añade otros componentes, como el yodo o el fluor. Estos aditivos sirven para compensar la escasez de estos elementos en dietas pobres en pescado y marisco. Una dieta escasa en yodo puede provocar enfermedades como hipotiroidismo, cretinismo (que es una patología de la tiroides, y no tiene nada que ver con ser un cretino) o el bocio.

Si en tu dieta están presentes estos alimentos, no necesitas consumir sal yodada, aunque si lo haces, las cantidades añadidas son tan bajas que no perjudicarán tu salud.

El yodo tiene 37 isótopos, alguno de ellos radiactivo. Los isótopos radiactivos, como el I-131 se utilizan en el tratamiento del cáncer. Evidentemente, el yodo que se añade a la sal es estable, y no radiactivo.

La ultima parte de la cita, la que se refiere a la exacta coincidencia entre la composición del agua de mar y la sangre, ya la hemos analizado aquí en otras ocasiones. Es por supuesto, falsa, y solo sirve de excusa para un negocio montado para la comercialización de agua de mar.

El azúcar refinado

El azúcar blanco no se puede considerar como un alimento, ya que es una sustancia química pura, extraída de fuentes vegetales como la caña de azúcar o la remolacha,  a las cuales se les extrae el jugo eliminando toda la fibra y las proteínas que forman el 90% de dichas plantas.

Para dejar limpio el líquido que contiene el azúcar, se añade cal viva y es ahí donde esa reacción alcalina mata casi todas las vitaminas, luego se añade dióxido de carbono para acelerar la cal,  este líquido azucarado pasa por tubos que lo separan de las impurezas.  Luego viene otro tratamiento con sulfato de calcio y ácido sulfúrico para decolorar y dejar casi blanco.

No es buena porque no aporta ningún nutriente, aporta energía, pero nada más. Esta se conforma de glucosa y fructuosa. El problema es la manera en que la consumimos, porque las frutas y verduras, por sí mismas, ya contienen azúcar. Las azúcares refinadas son causantes de obesidad, de un desequilibrio nutritivo, caries y más. Los edulcorantes químicos también son dañinos, pues aumentan el riesgo de cáncer, como el aspartamo, la sacarina y ciclamatos, que podemos encontrar en productos como el refresco light.

Una vez más, el consumo de azúcar no es algo ligado a la sociedad moderna. Se tiene certeza de que en la India se conocía el proceso para extraer la sacarosa de la caña de azúcar y poder almacenarla en forma de cristales al menos desde el siglo V.

La principal fuente para la obtención de la sacarosa, es la caña de azúcar y la remolacha. De ambas se saca el azúcar blanco refinado, siendo las condiciones climáticas de la zona de producción las que determinan que se use uno u otro vegetal.

El proceso para su obtención es el siguiente. Tras un lavado, la remolacha o la caña son trituradas. Se lavan con agua caliente para que la sacarosa se disuelva en el agua. Al líquido resultante, se le añade óxido de calcio (cal) para bajar el pH de la mezcla y que el azúcar no se descomponga en carbono y agua. Este compuesto también provoca la precipitación de partículas no solubles, que se encuentran en suspensión en el líquido. Posteriormente se añade gas carbónico (dióxido de carbono) para precipitar las sales disueltas. Se filtra el liquido resultante y se le añade dióxido de azufre para que el azúcar resultante tenga color blanco. El liquido se evapora y el resultado son los cristales de sacarosa, que una vez molido es el producto que podemos comprar en las tiendas.

Todos las sustancias que se utilizan en la elaboración del azúcar son retirados antes de obtener el producto final, quedando a lo sumo restos que no son en absoluto perjudiciales para la salud.

El consumo de azúcar recomendado es de 25 gramos al día (6 cucharaditas de café), y nunca más de 50 g. El consumo excesivo provoca caries, sobrepeso (y todas las enfermedades asociadas como las cardiovasculares), o diabetes.

Una vez más, es el abuso en el consumo de una sustancia lo que es dañino.

En relación a otros edulcorantes, como el aspartamo, les rodea todo un universo de bulos, como podéis leer en este mismo blog.

La harina refinada

Como se ilustra en The Daily Mail, con los años la calidad del pan se ha vuelto mucho peor en lugar de mejorar.

La harina blanca producida es casi puro almidón, y ahora contiene una pequeña fracción de los nutrientes del grano original. Además, los tratamientos químicos en el grano dan como resultado la formación de un subproducto llamado aloxano –un veneno utilizado en la industria de la investigación médica para producir diabetes en ratones sanos. El aloxano causa diabetes al hacer girar enormes cantidades de radicales libres en la células pancreáticas beta, destruyéndolas. Las células beta son las células primarias de las zonas del páncreas llamadas islotes de Langerhans y producen insulina; así que si son destruidas, se desarrolla la diabetes.

Cuando más fina y blanca es la harina, menos fibra, vitaminas y minerales contiene. El pan blanco, el pan de salvado, los panes de bollería, no contienen vitaminas ni minerales, mientras que favorecen las caries, el cáncer, el colesterol y la diabetes.

El proceso de elaboración de la harina es muy sencillo. Simplemente consiste en la obtención del grano de trigo de manera mecánica, y el molido y tamizado en varias pasadas hasta obtener la harina flor.

No se precisa añadir ningún producto químico al proceso, ya que el endospermo (la parte interior del grano de trigo de la que se obtiene la harina) ya es blanco.

En algunos sitios alarmistas cuentan que para blanquear la harina se utilizan productos químicos como el aloxano, una sustancia que se utiliza para provocar diabetes en animales de laboratorio.

En realidad la harina se blanquea ella sola por oxidación, eliminando los compuestos amarillentos llamados xantófilos. La pega es que este proceso puede durar varias semanas hasta que se completa.

Para acelerar la oxidación, y si la regulación alimenticia local lo permite, las empresas pueden añadir aditivos autorizados. En los EE.UU. se permite el uso de blanqueantes como el óxido de cloro, peróxido de benzoilo y azodicarbonamida. En Europa solo se pueden añadir ácido ascórbico, L-cisteína, ácido fosfórico, fosfatos, di-tri- y polifosfatos y algunas enzimas. El aloxano puede ser un subproducto de la reacción blanqueantes clorados, como el óxido de cloro, pero en cantidades ínfimas y no perjudiciales para la salud. Recordemos una vez más, que esos compuestos clorados no están permitidos en la Comunidad Europea.

Arroz refinado

Según los investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, el arroz blanco causa aumentos bruscos en los niveles de glucosa en la sangre, lo cual es un riesgo de diabetes.Aunque el arroz se ha consumido durante siglos en muchos países, fue sólo en el siglo 20 que comenzó a refinarse y consumirse como arroz blanco.

Para producir el arroz blanco el grano integral es sometido a un proceso de refinado con el cual se le retira la capa exterior y el germen. Y básicamente lo que queda es el endospermo, que consiste principalmente de almidón. El estudio analizó los datos de tres grandes estudios llevados a cabo con cerca de 40.000 hombres y 157.500 mujeres sobre el consumo de arroz y el riesgo de diabetes. Los científicos descubrieron que quienes consumían cinco o más porciones de arroz blanco a la semana tenían 17% más riesgo de diabetes que quienes consumían menos de una porción al mes.

En el proceso de elaboración del arroz blanco, se hace pasar el grano por diferentes elementos que por fricción retiran las capas externas: la cáscara, el salvado y el germen. La parte del grano que tenemos en el paquete de arroz blanco que compramos en la tienda es el endoespermo, o parte interior de la semilla.

Al haber retirado las capas externas, se elimina también buena parte de la fibra y vitaminas y minerales.

El estudio que se menciona en la cita, existe. En él se dice que ingestas altas de arroz (5 ingestas a la semana o más) redundan en una posibilidad mayor de sufrir diabetes tipo 2 (un 17% mayor). En países orientales, como China y Japón la incidencia de la diabetes es mayor que en los países occidentales, en los que se consume menos arroz.

Una vez más, comprobamos que el consumo excesivo de un alimento puede tener más perjuicios que beneficios para la salud, como ocurría con la sal o el azúcar. Si se hace un consumo moderado, como hacemos de hecho en occidente, no hay que preocuparse por el arroz, ni mucho menos considerarlo como un veneno.

Leche pasteurizada

La pasteurización de la leche destruye las bacterias beneficiosas, junto con las malas y destruye las enzimas esenciales para la absorción de nutrientes. La Pasteurización de la leche destruye toda su fosfatasa, lo que es esencial para la absorción del calcio y el calcio trabaja con la vitamina D, no sólo está disponible a través del sol, pero es un nutriente esencial en la nata cruda. Calentar cualquier alimento crudo destruye las enzimas activas, por lo que la lipasa (una enzima única de la leche y se necesita para completar la digestión de las grasas) es lanzada junto con muchos otros nutrientes esenciales que la pasteurización destruye.

Se considera que es la principal causa de alergias en los niños, según la Academia de Alergia, Asma e Inmunología de Estados Unidos. Y es que la leche, además es rica en grasas saturadas y colesterol. Algunos estudios, incluso la relacionan con la diabetes y hasta con la osteoporosis, porque debido a ser baja en magnesio, no deja que los huesos absorban el calcio.

La leche está siendo últimamente objetivo de los ataques de veganos, esos talibanes de la alimentación que atacan todo lo que según sus creencias no es saludable, pese a que haya sido un alimento consumido por el ser humano desde hace milenios.

La pasteurización, es un proceso mediante el cual se reducen los patógenos de la leche por medio de la aplicación de calor durante un tiempo determinado. Se realizó por primera vez por Louis Pasteur en 1864, y gracias a este proceso, la leche podía mantenerse por más tiempo sin que se echase a perder.

La leche es un caldo de cultivo ideal para que proliferen microorganismos cuando se encuentra a temperatura ambiente. Mediante la pasteurización, se eliminan muchos de esos patógenos, como la E. Coli. Al aplicar este proceso, también se desactivan muchas de las enzimas que contiene la leche, aunque tampoco son importantes para nuestro metabolismo. De hecho son destruidas durante nuestra digestión.

Respecto a la fosfatasa, no está demostrado que intervenga en el proceso de absorción del calcio y otros minerales, por lo que esta parte también es falsa.

La alergia a la leche, o a alguna de sus proteínas, es independiente de si esta ha sido pasteurizada o si está cruda. La alergia se produciría igual.

Respecto a la intolerancia a la lactosa, o el mayor indice de osteoporosis cuando el consumo de leche es alto, os recomiendo que leáis un artículo que publiqué en junio de 2012, en el que hablo extensamente del tema.