El encuentro en la 3ª fase de Stefan Michalak

El 20 de mayo de 1967, un polaco que emigró a Canadá llamado Stefan Michalak, estaba en un bosque cerca de Falcon Lake cuando vio dos ovnis con forma de cigarro posados sobre el suelo. Fue entonces cuando una puerta se abrió en una de las naves. Michalak oyó voces en su interior. Se acercó, pero solo pudo distinguir un galimatías de luces. De repente, la puerta se cerró y la nave comenzó a elevarse sobre el suelo desprendiendo unos chorros calientes por una especie de rejilla de un lateral, que hizo que su camisa empezase a arder provocándole unas extrañas quemaduras en su abdomen.

Esta es una de esas fotografías que en muchos sitios web se proclaman como inexplicables.

Michalak, trabajaba como mecánico soldador y tenía  afición por la geología. Según él mismo contaba, aquel día estaba en el parque buscando cuarzo cuando fue sorprendido con semejante hallazgo. Stefan sacó papel y lápiz e hizo un dibujo del artefacto.

Cuando el objeto expulsó los chorros ardientes, le quemó la camisa y el sombrero, y también salió ardiendo un guante cuando tocó la superficie de la nave.

Michalak salió corriendo en busca de la policía, que no creyó ni una palabra de lo que estaba contando. Según el oficial que se paró ante la llamada de Stefan, el sujeto presentaba claras muestras de estar borracho, aunque no pudo oler el alcohol. Tenía los ojos inyectados en sangre y dificultad para habar. Michalak, alertó al agente para que no se acercase a él, porque podía estar contaminado por radiación.

El testimonio que declaró ante la policía estaba lleno de incoherencias. Así por ejemplo, se negó a responder cuando el agente le preguntó por la ausencia de quemaduras en la cabeza y en la mano, si su sombrero y su guante se habían derretido por el calor.

Cuando le enseñó al policía las marcas del abdomen, se negó también a que el agente las tocase, o se acercase a inspeccionarlas. En la declaración, el agente dejó constancia de que el sujeto se había hecho unas marcas en el cuerpo con una sustancia negra, posiblemente cenizas de madera.

Cuando le preguntaron por el objeto que había visto, Michalak les dibujó el bosquejo que os he incluido arriba. Si como él mismo había declarado, se había detenido a dibujar la nave antes de acercarse a ella, ¿por qué no sacó el dibujo del bolsillo en vez de volver a hacer otro?

El policía se ofreció a llevarle a donde Michalak le pidiese, pero él lo rechazó y se fue a un motel. Después de eso, y como suele pasar en estos casos, se acercó a un periódico para ver si allí tenía más éxito con su historia. Y la tuvo. De hecho, la quemadura de su abdomen le desapareció y le sobrevino varias veces. Tantas como fotógrafos estuvieron interesados en inmortalizarla.

Para evitar suspicacias, Michalak negó que hubiese bebido aquel día. Ni siquiera en aquella semana. Aunque un camarero cercano a su domicilio afirmó que la noche anterior le había vendido 5 botellas de cerveza. Incidiendo más en este punto, cuando volvió al lugar de los hechos acompañado por unos investigadores, éstos afirmaron que de camino al parque pararon en un bar y allí se tomó varios güisquis.

En resumen, este es el testimonio de un alcohólico chiflado, que tuvo eco mediático aupado por ufólogos sin escrúpulos. Y todavía dura.