Una epidemia de paperas en Harvard provoca excitación entre los antivacunas

La sinrazón que gobierna la mente de los antivacunas no conoce límites. Una epidemia de paperas que ha ocurrido en la Universidad de Harvard, y que afecta a 40 estudiantes, ha provocado que estos chiflados empiecen a vociferar proclamas contra la sanidad y las farmacéuticas, ya que todos ellos estaban vacunados.

Las paperas (técnicamente parotiditis) es una infección vírica que afecta a las glándulas salivales mayores, ubicadas detrás de las mandíbulas. Se contagia por intercambio de saliva, como ocurre al estornudar, por el mero hecho de hablar a corta distancia, intercambio de cubiertos, de cigarros, o por besos. Un puñado de jóvenes con las hormonas alteradas parece un foco de infección ideal para esta enfermedad.

Antes de que existiese la vacuna contra las paperas, que actualmente se aplica a los niños de un año de edad dentro de la triple vírica, esta enfermedad afectaba a prácticamente la totalidad de niños entre 2 y 15 años.

Para la fabricación de la vacuna se utilizan virus vivos pero debilitados. En teoría la vacuna es para toda la vida, pero los virus van mutando ligeramente, lo que provoca que la protección no sea completa en el 100% de los casos.

Es cierto que la vacuna contra las paperas no es la más efectiva, pero aun así protege al 78% de la población que ha recibido solo una dosis, y al 88% de la población que ha recibido también la de refuerzo, que se aplica a los 4 o 5 años de edad. Esto es suficiente para convertir a las paperas en una enfermedad poco frecuente, pero lo que sí que es cierto, es que una vez que se produce un brote, y más si se produce en un colectivo como los jóvenes de una universidad, su contagio es facilísimo. 40 afectados entre la población universitaria de Harvard (6.600) es un 0,6%. Si ninguno de esos chavales hubiese estado vacunado, estaríamos hablando de más de 5.900 casos.

Sí. La vacuna sí que es efectiva, pese a que un grupo de chalados se empeñe en criminalizar a Merck, empresa que la fabrica, y a los gobiernos, que planifican el calendario de vacunación para los niños.