Primer contacto con la religión para un niño de 4 años
Dave Allen fue un humorista Irlandés que tuvo mucho éxito y reconocimiento en el Reino Unido. En este vídeo, que alguien dejó en el grupo de facebook, relata una historia humorística acerca de su primera experiencia con la religión a la edad de 4 años. Una historia divertida que nos pone delante de situaciones absurdas que la sociedad cristiana tiene aceptadas como dogmas.
lamentira
8/11/15 16:12
La ultima parte de la comedia quizá no os parezca graciosa pero lo es. Se basa en la similitud en la pronunciación de la formula trinitaria en inglés:
«In the name of the father, and the son and in the holy ghost» (En el nombre del padre, del hijo y del espítitu santo) con lo que el niño entendió:
«In the name of the father, and the son, and into the hole he goes» (En el nombre del padre, del hijo y al hoyo se va)
Tobaga
8/11/15 16:49
¡Qué bueno!
De todos los cuentos e historias que me contaron de pequeño, siempre me pareció la más increíble la de la familia de la paloma chingona.
Tobaga
8/11/15 17:09
Otro monólogo sobre el mismo tema del post que es muy bueno, George Carlin.
https://www.youtube.com/watch?v=sZ5_Ra6qjBc
Alb.
8/11/15 18:15
Yo soy ateo, pero mi esposa es creyente.
Cuando tuvimos a nuestro hijo acordamos no adoctrinarlo en ninguna religión y dejar que el decidiese por si mismo en que creer cuando fuera lo suficientemente maduro.
No hemos tenido que esperar mucho. Ahora tiene 6 años y es la persona mas escéptica que conozco. Como a los niños de su clase han comenzado a caerseles los dientes, hablan mucho del ratoncito Pérez. Un día, llega a casa y afirma «el Ratoncito Pérez no existe,¿A que son los padres los que se llevan los dientes y ponen la moneda»
¿Por que dices eso?
«Pues porque el ratoncito Pérez es mágico y la magia solo existe en las fantasías de los cuentos. Por lo tanto el ratoncito Pérez solo puede ser una fantasía. Seguro que son los padres que les dicen eso a sus hijos para que tengan esa fantasía.»
Mi esposa le dijo que no debía decir a los demás niños que el ratoncito Pérez no existía, que debía dejarles creer en lo que quisieran. Pero mi hijo no estaba de acuerdo, le parecía fatal que se engañase a los niños y que ademas no le dejasen decir la verdad.
«Si quieren creer esas fantasías, tienes que dejarles que las crean.» Le dijo su madre.
«Ellos no quieren creer esas fantasias, solo lo creen porque sus padres se lo han dicho» respondió cada vez mas molesto.
«Pero tienes que respetar las creencias de los demás» insistió su madre.
«Mama, lo que ocurre es que tu eres creyente…» zanjó la discusión mi hijo. Mi esposa no se atrevió a contestar, consciente de que ya no estaban hablando sobre el ratoncito Perez y ante la amenaza de que terminase la frase. «… y yo no».
Así que mi hijo sigue contando a sus compañeros que el ratoncito Pérez no existe, que es una fantasía como papa noel, los reyes magos o el niño jesus.
El otro día viendo un documental sobre la contaminación de los mares, mi hijo soltó «Si dios existiera seria muy malo».
CarlosR
8/11/15 21:38
mescalero dijo:
Que el niño no crea en un dios todopoderoso no significa que no tenga fantasías. Yo fuí criado de la misma forma y eso no me evitó tenerlas. Una de las mías era pensar en que algún niño en Marte podía estar mirando la Tierra al tiempo que yo miraba su planeta.
MaGaO
8/11/15 22:03
@ mescalero:
No sé, la verdad. A mí siempre me ha encantado la literatura de ficción pero no por ello tengo que creer en la realidad de los personajes.
luciano
8/11/15 22:20
Señor Mescalero: los niños siempre creerán en fantasias, porque con ellas moldean la realidad que no comprenden o que no les gusta. No es por tanto la fantasía lo que se les niega, ni siquiera la fantasía «oficial» o estandarizada, porque en el relato del señor Alb no leo que en ningún momento le hayan negado la realidad de esas fantasías, sino que simplemente no le han contado las fantasías religiosas y que en cierto modo le han enseñado a pensar con espíritu crítico.
Nos asusta la imagen de un niño «adultizado» y nos parece que por eso no hará cosas de niños ni tendrá la alegría de un niño. Algo de eso puede haber, pero solo porque en cierto modo tendrá más edad mental que la de sus compañeros, y eso en algo puede condicionarle. Pero eso también tenderá a equipararse. Los propios son, los granujas.
Recuerdo que cuando yo tenía unos seis o siete años salió en el telediario el papa hablando del aborto y yo les pregunté a mis padres qué era eso. «Cosas de mayores» me dijeron. Ahora comprendo el problema de explicarme aquello, pero en aquel momento me sentó tan mal que todavía lo recuerdo. «Claro, si no me lo explican, cómo lo voy a saber» «¿es que no quieren que sepamos?» «¿Prefieren que seamos tontos?»
Lo que quiero decir es que siempre que un niño me ha preguntado algo le he procurado dar respuesta. Simplificando, o adaptándolo a su mundo, pero me parece infinitamente más triste callarlos con mentiras o evasivas. «¿Quién de entre vosotros, si su hijo le pide pan, le da una piedra?». Creo que dice en los evangelios. Pues eso, que yo también, si mi hijo me pide conocimiento, no le doy una fantasía.
CarlosR
8/11/15 23:19
mescalero dijo:
No descarto ninguna de tus dos opciones, en realidad la respuesta del niño me ha parecido demasiado petulante o insolente para su edad. Por la experiencia que tengo del trato con mis hijos, a esa temprana edad, su ambición es parecerse a sus padres cuando sean grandes. Pero, como bien debes saber, cada familia es un mundo. No se si no cree en nada, del comentario surge que no cree en dioses.
CarlosR
8/11/15 23:43
mescalero dijo:
Eso sí que es malísimo. A la edad de ese niño me sacaba los dientes para que el Ratón Pérez me la llevara al pie de mi cama, y me la entregaba en persona.
MaGaO
9/11/15 00:07
mescalero dijo:
No, por desgracia. Tenía suficiente adoctrinamiento católico encima, entre otras cosas.
Alb.
9/11/15 00:17
mescalero dijo:
Una cosa es tener fantasías e imaginación… y otra muy diferente es creerse las fantasías ajeas.
El espíritu critico fomenta la imaginación (y viceversa), mientras que creer sin mas fantasías ajenas la atrofia.
La credulidad o la fe no es nada sana.
Alb.
9/11/15 00:40
mescalero dijo:
Una cosa es tener fantasías e imaginación… y otra muy diferente es creerse las fantasías ajeas.
El espíritu critico fomenta la imaginación (y viceversa), mientras que creer sin mas fantasías ajenas la atrofia.
La credulidad o la fe no es nada sana.
luciano dijo:
Yo también recuerdo que pregunte lo mismo. Pero por fortuna mi madre pensaba que si un niño es suficientemente maduro como para formular una pregunta, también lo es para recibir una respuesta. Nunca me dijo «Eso es cosas de mayores» siempre me dio una respuesta. Y estoy muy agradecido por ello.
mescalero dijo:
Ya he dicho que mi hijo es sumamente esceptico. No cree en nada.
Y es un niño muy inteligente que hace reflexiones muy agudas.( que voy a decir yo que soy su padre)
Veo que no eres capaz de imaginarte otras opciones.
Estas ligando erróneamente imaginación con fe. No es cierto, para ser mas crédulo se necesita tener menos imaginación, ser menos creativo. Si uno tiene imaginación no se queda en la fantasía que le han contado, sino que empieza a imaginar nuevas historias… y al final descubre que las cosas no encajan con la realidad.
Mi hijo tiene mucha imaginación y juega a inventarse muchas historias y fantasías… pero sabe perfectamente que son fantasías.
CarlosR
9/11/15 03:15
Alb. dijo:
Que alguien sea escéptico no significa que no cree en nada.
Trueno
9/11/15 04:25
Cuando era niño me gustaba mucho dibujar animales (todavía lo hago) me intrigaban quería saber de donde habían salido y porque se llamaban como se llamaban tenia mucha curiosidad y no dejaba de preguntar a mis familiares de donde habían salido y porque se llamaban como se llamaban.
Era entonces cuando repetían como siempre el mito bíblico y como adán los había nombrado.
Surgía en mi la pregunta inevitable ¿si dios creo esto quien o creo a el? mi mente infantil empezaba a dudar. ¡Nací siendo escéptico!
@ Alb.:
Muy linda tu anécdota
Alb. dijo:
¡Cuanta verdad!
El objetivo de la educación religiosa es crear mentes disciplinadas no mentes curiosas ni imaginativas.
En la educación religiosa se aconseja a los padres evitar a toda costa relatar cuentos e historias de fantasía a los niños incluso a los adultos se les compele a evitar novelas y escritos ficticios. ¡Oh ironía!
Creo yo que eres bastante afortunado…
Trueno
9/11/15 04:26
mescalero dijo:
Maroño
9/11/15 13:28
mescalero dijo:
MaGaO
9/11/15 15:14
mescalero dijo:
No, tú me has preguntado si pensaba lo mismo entonces. Entonces, cuando mi madre me contaba un cuento, yo era consciente de que era un cuento. Mi imaginación crecía y no necesitaba creer. Por otro lado, me contaban que existió Jesucristo, me contaban que existió Dios, y me lo creía porque me decían que no era un cuento. E igual que me contaban eso me contaban otras cosas.
CarlosR
9/11/15 16:53
@ mescalero:
Pero sigues con lo mismo, que un niño no crea en un dios no significa que no tenga imaginación y tenerla no significa creer en cualquier amigo invisible. Diantres.
CarlosR
9/11/15 17:56
mescalero dijo:
Cierto, se nota que los años te están cayendo mal. Ya antes me he referido a la creencia del Ratón Pérez y no has visto el comentario.
Trueno
9/11/15 23:32
mescalero dijo:
¡Que bien! Jugando al psicólogo como hacia la Lunatica. Sigue así hombre y quizá pronto vayas a hacerle compañía.
Así empezó ella.
mescalero dijo:
Aplícate al cuento que la vas cagando…
MaGaO
10/11/15 00:42
mescalero dijo:
No, único no. Puesto que quitarme varias de esas creencias me llevó crecer hasta bastante después de los seis años, mis memorias de entonces quedan ratificadas por las memorias de años posteriores. Por poner un ejemplo, llegué a hacer la comunión.
Isleño
10/11/15 13:06
mescalero dijo:
Perdona que me meta, pero como hablas de otros de este foro que «creen» tener recuerdos de la infancia, me doy por aludido.
A modo de ejemplo, tengo el siguiente recuerdo de cuando tenía cinco años, allá por el verano de 1969: una noche entró mi hermano mayor al dormitorio a altas horas de la madrugada y nos despertó a los más pequeños diciendo «¡levantaros, que van a poner lo de la Luna! (sic)» Yo pensaba algo así como «¿Qué será eso de «lo de la Luna»? ¿Y por qué son tan crueles de despertarme a estas horas, con el sueño que tengo?» Pero eran órdenes de mi padre (que decidió que por lo histórico del momento, valía la pena), así que me reuní con el resto de la familia frente al televisor, donde estaban poniendo unas borrosas imágenes, que mis somnolientos ojos hacían más borrosas aún, hasta el punto de que no llegaba a entender qué era aquello. «¡Son los americanos, que están en la luna!«, me explicaron.
En años posteriores pude cotejar ese recuerdo con datos más concretos, por lo que estoy seguro de que ese recuerdo de americanos paseando por la Luna en 1969 no es fruto de mi imaginación, ni es una asimilación de recuerdos de otros. Lo que he contado es lo que viví. Los datos posteriores lo corroboran.
Y tengo muchos más recuerdos de esa misma edad, e incluso más claros. Como mis experiencias en el preescolar de monjas al que me llevaron. Nunca he vuelto a encontrarme con ninguna de las personas con las que estuve ahí dentro, por lo que nadie me puede haber inducido falsos recuerdos, pero muchas de esas experiencias que viví están bastante claras en mi memoria.
No hace falta tener una memoria eidética para recordar lo vivido a los cinco o seis años. Más bien parece tratarse de que el impacto que producen ciertas experiencias nos lleva a rememorarlas habitualmente a lo largo de los años. Y si alguien no recuerda nada de esa edad (por la razón que sea, yo no lo se) no tiene por qué dar por sentado que los demás tampoco deberían tener esos recuerdos.
MaGaO
10/11/15 14:02
mescalero dijo:
En fin…
Isleño
10/11/15 14:45
@ mescalero:
No; lo que quiero decir es que tengo muy clara la diferencia entre lo que yo recuerdo de aquel momento, y los detalles precisos de ese hecho que pude averiguar posteriormente. Por tanto, mi recuerdo no fue inducido por lo que averigué o me contaron más tarde, y tampoco imaginado.
Quizá conviene apuntar que los recuerdos inducidos realmente existen, pero no es exclusivo de los niños. Por ejemplo: mucha gente «recuerda» a Silvester Stallone diciendo la famosa frase de no siento las piernas en una película titulada «Rambo». Pero en realidad, la frase es no encuentro las piernas, y el título de la película es «El acorralado» («First blood» en inglés).
luciano
10/11/15 16:52
Yo tengo recuerdos, con menos de un año, totalmente seguros. Y algunos otros que haría falta cotejarlos con los de mis hermanos o mis padres. Casi podría decir dónde estaba situada mi cuna, el asombroso e impactante descubrimiento de bandejas de dulces enfriándose debajo de una cama. Que estuve necesitando pañales hasta los cinco años, y lo que iba sintiendo al respecto… Cuando me caí por un hueco de mi tamaño, protegido y trabado por algo que sólo puedo identificar como un taca-taca… El descubrimiendo con más de siete de una foto donde trataba de ocultarme tras mi madre, donde no parecía tener más de dos, y de la que me acordaba porque no quería salir en ella… Hasta creo recordar quién la hizo.
Importa poco la naturaleza de esos recuerdos, pero el caso que, aunque con frecuencia hay detalles que no concuerdan, se corresponden con sucesos totalmente reales, y como alguna de las cosas, como las bandejas de dulces, sólo tienen importancia para un crío, es difícil que hayan sido contaminados por oir hablar de ello o cosas así.