Premios Darwin 2014
La teoría de la evolución de Charles Darwin se basa en que los individuos mejor adaptados a su entorno tienen más facilidad para perdurar, y por consiguiente más ocasiones para procrear y perpetuar sus genes, mientras que los menos adaptados tienen menos ocasiones, y por tanto menos posibilidades de transmitir su pobre herencia.
Los premios Darwin son una competición irónica que clasifica por votación las muertes más tontas del año, mostrándolas como la manera contemporánea en la que la selección natural se produce.
El 2014 está a punto de terminar, y es hora de repasar la clasificación de este año. En esta ocasión hay algunos casos que dan más pena que otra cosa. Empecemos.
Primer premio: un tren arrolla a dos aficionados al salir del fútbol en Rotterdam
A las 6 de la tarde del domingo 2 de marzo, tras la finalizacióon del partido de fútbol que tuvo lugar entre el Ajax y el Feyenoord, unos 300 aficionados esperaban al tren en la estación de Zuid. Dos de ellos se bajaron a la vía y se desafiaban sobre quién de los dos se retiraría antes cuando llegase el tren. Uno se tumbó entre las vías con los brazos pegados al cuerpo, y el otro se quedó sentado al lado en posiciones en las que calculaban estar a salvo en el caso de que el otro no se retirase. Ninguno de los dos lo hizo, y aunque el tren frenó, resultó ser un poco más bajo y más ancho de lo que estos dos idiotas pensaron. Ambos murieron en el acto.
Segundo premio: preparativos sexuales
En mayo de 2014, el servicio de bomberos londinense fue llamado para realizar una intervención de emergencia en uno de los hospitales de la ciudad. Un hombre había introducido el pene y los testículos en un anillo de titanio grueso, pero la acumulación de sangre le impidió quitarselo. Dejó transcurrir 3 días antes de ir al hospital con la esperanza de que el problema se arreglase solo, cosa que evidentemente no pasó y lo único que provocó es que la zona se amoratase, se ennegreciese y se hinchase más aun. Tras tres intentos con la cizalla, los bomberos tuvieron que desistir y los médicos castraron al paciente. El hombre no murió, pero el efecto evolutivo será el mismo.
Tercer premio: Coitus interruptus
La noche del 10 de junio unos estudiantes celebraban una fiesta en un piso en la torre Knight de la calle Wharf, Londres. Un estudiante mexicano de 18 años y una atractiva joven rusa de 19, habían salido al balcón, pero no para refrescarse. Estaban entregados al amor a la vista de los vecinos, algunos de los cuales cambiaron el show de la televisión por el del balcón. En pleno acaloramiento, el joven Miguel levantó a Anastasia y la apoyó en la barandilla mientras que se dedicaba al laborioso frenesí de la cópula. Con tanto empujón la chica cayó a la calle y arrastró a Miguel. Ambos murieron.
Cuarto premio: resurrección fallida
17 de septiembre. Un hombre en Pakistán se presentó voluntario para que un hombre santo le resucitase (tras matarlo, obviamente). Delante de una muchedumbre, Muhammad Niaz, de 40 años, se dejó atar sobre una mesa para que el sacerdote lo degollase. Muhammad Sabir, el sacerdote, después de asesinarle pronunció varias palabras mágicas, pero ante su sorpresa, el muerto no revivió. Escapó corriendo y fue capturado finalmente por la policía.
Quinto premio: una momia en Tucson
El 19 de mayo y después de un corte en el suministro en Tucson (Arizona), los técnicos de una empresa eléctrica abrieron la tapa de un registro y encontraron en su interior los restos momificados de un hombre de unos 50 años de edad. El hombre aparentemente trataba de robar cobre, ya que llevaba un cortador de cables. La electricidad le cocinó, eliminando la humedad de su cuerpo. La muerte debió de ocurrir un año o dos antes de ser encontrado el cadáver.
Sexto premio: el elefante al que no le gustaban los selfies
El 24 de abril, dos turistas que visitaban una reserva en Kenia, se fijaron en un elefante que parecía tranquilo. Se acercaron a él y empezaron a hacerse selfies tocándole la trompa y los colmillos. El paquidermo, molesto, los golpeó con la trompa y posteriormente los pisoteó hasta su muerte. Temiéndose lo peor, buscó ramitas para tapar los cadáveres, aunque eso no evitó que los guardas le matasen a tiros.
Leandro Aude
26/04/21 10:37
Dos palabras: selección natural.