El manuscrito Voynich
Este del que vamos a hablar hoy es el texto sin descifrar más famoso de todos los tiempos. Se trata de un libro de ciencia medieval, lleno de bellas ilustraciones y con una escritura que nadie ha podido descifrar: el manuscrito Voynich. Este manuscrito es un misterio sin resolver, al menos hasta ahora. Todavía no se sabe quién lo escribió, lo que dice, ni qué propósito tenía.
En algún lugar de Europa, probablemente el norte de Italia, y en algún momento de principios del siglo XV alguien (probablemente dos personas), tomaron pluma, tinta común y pergamino, y escribieron un libro de 38.000 palabras, utilizando de principio a fin un alfabeto y un idioma que han desafiado cualquier identificación. No es un libro enorme. Mide unos 16 por 23 cm y unos 5 cm de espesor. Tiene cerca de 240 páginas, la mayoría de ellas ilustradas. El alfabeto tiene entre 23 y 40 caracteres distintos.
El libro consta de seis secciones. La primera es la más grande, con 130 páginas. Contiene los planos detallados de 113 plantas y flores que nadie ha sido capaz de identificar. Se llama la sección de Botánica. La sección 2 es de 26 páginas, con dibujos astrológicos, un montón de diagramas circulares y concéntricos, y algunos signos del zodíaco. La tercera sección se llama la sección biológica y contiene principalmente dibujos de mujeres desnudas retozando en piscinas conectadas con intrincadas cañerías. La sección 4 es la sección cosmológica, con unos impresionantes diagramas circulares que de alguna manera parecen tener naturaleza cósmica. La quinta sección es farmacéutica, con más de 100 dibujos de hierbas, raíces, polvos, tinturas, y pociones cuyo contenido es indescifrable. La última sección, denominada Estrellas, es la más misteriosa. Está compuesta de 23 páginas de texto sin imágenes, en párrafos cortos, cada uno marcado con una estrella.
Algunas de las ilustraciones muestran una influencia oriental, incluyendo un mapa que es probable que sea de la ciudad circular de Bagdad, el centro del conocimiento del Este.
Unos cientos de años más tarde (no sabemos exactamente cuándo), se añadió una cubierta, pero desafortunadamente es en blanco. También en una fecha posterior, las ilustraciones fueron coloreadas por alguien menos cuidadoso que el artista original.
El libro fue propiedad del astrólogo inglés John Dee en el siglo XVI, que escribió los números de página en la esquina superior derecha de cada hoja. Dee lo vendió al emperador Rodolfo II de Alemania, en el entendimiento de que se trataba de la obra original de Roger Bacon, un fraile del siglo XIII considerado como uno de los padres del método científico. De allí, el libro pasó por varios propietarios, que escribieron sus nombres sobre el documento. En 1666 el libro le fue mostrado al estudioso Athanasius Kircher en Roma, junto con una carta firmada por Johannes Marcus Marci, con la esperanza de que Kircher pudiera traducirlo. La carta de Marci aún se conserva junto con el libro. La pista del manuscrito se difumina en este punto, hasta que finalmente fue descubierto por el antiguo librero Wilfrid Voynich en 1912 en el colegio jesuita de Villa Mondragone en Italia. Después de pasar por varios propietarios más, el libro fue donado finalmente a su hogar actual, la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale, bajo su nombre oficial de EM 408.
Desde su descubrimiento, las hipótesis han abundado en cuanto a lo que el manuscrito Voynich significa. Muchos creen que está escrito en un tipo de código, pero todos los esfuerzos para encontrar patrones descifrables han fracasado. Algunos creen que puede ser lo que se llama una lengua construida, que es un lenguaje que es deliberadamente planificado y diseñado, en vez de ser evolucionado de forma natural. Algunos han especulado que es para ser utilizado con una rejilla de Cardano, un papel con agujeros que se coloca sobre la página y que muestra solo las letras del mensaje codificado. La teoría más popular es que es un engaño, escrito con posterioridad a la fecha en la que se hizo el pergamino, y con cualquier propósito, desde la ganancia financiera al simple fraude resultado de una broma inteligente de alguien.
Hay numerosas conjeturas sobre su autoría. Roger Bacon sigue siendo el principal sospechoso, pero esto sólo se basa en la presunción de la mayor parte de sus propietarios y no está respaldada por ninguna prueba. Roger Bacon nunca escribió nada en el lenguaje Voynich o al menos no se le conoce esta faceta. Por otra parte, murió en 1294, más de 100 años antes de que el libro fuese escrito.
Podemos estar seguros de eso, porque se sabe cuándo se hizo el pergamino, un hecho que ni él ni los predecesores de Voynich podría haber sabido. La datación con carbono del pergamino se realizó en la Universidad de Arizona en 2011 por el Dr. Greg Hodgins, y la fijó a principios del siglo XV. La datación de la tinta, sin embargo, no es algo que se pueda hacer de forma fiable. La mayoría de las tintas no pueden ser datadas, ya que no contienen materia orgánica, e incluso aunque la contenga, no disponemos de la tecnología para separar de forma fiable el carbono de la tinta del carbono del pergamino. La tinta se ha analizado y el resultado es que los pigmentos utilizados son coherentes con lo que se sabe que se utilizaba en esos años, pero también podría ser compatible con un engaño de un experto en una época más reciente.
Pero todavía podemos hacer más conjeturas. Los pergaminos en ocasiones son lavados y reutilizados. Esta es una manera utilizada por los falsificadores modernos para crear un documento que burle la datación por radiocarbono. Pero al hacerlo deja huellas químicas. Sabemos que el manuscrito Voynich fue la primera aplicación de la tinta de su pergamino. Y parece poco probable que el pergamino hubiese estado sin escribir por décadas o siglos esperando que alguien lo utilizase para realizar una falsificación. Combinado con el hecho de que no tenemos ninguna razón para dudar de la historia de la propiedad del libro tal como se indica en la carta de Marci, podemos estar bastante seguros de que el libro fue escrito casi al mismo tiempo que se hizo el pergamino. Así que echemos un vistazo a otras propiedades del libro para ver lo que podemos aprender.
Esto es importante. No hay correcciones en el libro. Asimismo, no hay lugares donde el texto se ha comprimido para que quepa en la página. Esto sería muy improbable si se tratara de un manuscrito original, en el que con seguridad se habrían esperado ese tipo de errores de menor importancia, al menos en una primera edición. Entonces, ¿cómo se explica esto? Hay una serie de posibles explicaciones, pero dos de ellas son las más probables.
La primera es que el libro sea una copia, tal vez de algo escrito por Roger Bacon. Si un escriba tiene un original para trabajar, puede ver cuántas palabras contiene y planificar la escritura para que quepan en la página. Y si copia con cuidado no necesitará correcciones. La teoría de la copia es también compatible con otras características, como que parece haber sido escrito solo por una o dos personas. Pero si se trata de una copia, nos deja con más dudas sobre su contenido. Por qué alguien querría tomarse la molestia de hacer un buen ejemplar de un libro que no dice nada.
La segunda teoría que explica el aspecto aseado del libro es quizás más reveladora. El texto podría ser una completa tontería, escrito por el escriba tal como está. No habría necesidad de correcciones. No habría necesidad de comprimir la escritura porque se quedase sin espacio.
La teoría de que se trate de un «completo disparate» también tiene pegas. Si no tiene sentido, es una tontería muy buena. Es casi demasiado buena como para que se trate del trabajo de un aficionado. Se han realizado exhaustivos análisis por ordenador del texto por muchos investigadores diferentes, usando diferentes técnicas. No solo para tratar de traducirlo (todos los intentos fracasaron), sino también para comparar su lenguaje con los idiomas actuales. La frecuencia de las letras, las longitudes de la palabras y su frecuencia son muy similares a las de las lenguas reales. Pero no se ajusta exactamente con los de ninguna otra lengua real. Es especulación, pero podría ser que un monje o profesional hubiese escrito el libro teniendo en mente todas estas consideraciones, dándole un aspecto realista, pero parece menos probable que un aficionado o un profesional de un campo diferente pudiera escribir un galimatías tan bueno.
Pero las pistas que indican que hay un significado en el texto no terminan aquí. Los patrones sobre el uso de las palabras y su interrelación también se diferencian en cada una de las 6 secciones del libro, como si las secciones tratasen en realidad acerca de temas diferentes. Las páginas de cada sección son más similares entre sí de lo que lo son con páginas de otras secciones.
Un análisis más amplio de esto lleva a otro punto interesante. Un conocido análisis hecho en la década de los 70 por la Marina de los EE.UU. (en concreto por el criptógrafo Prescott Currier) encontró que el manuscrito Voynich está escrito en dos idiomas distintos. Él usó el término lenguajes, pero también advirtió que su observación podría estar relacionada con que la temática fuese completamente distinta, que se hubiesen utilizado dos esquemas de encriptación diferentes, o que se tratase de dos dialectos de un mismo idioma. Él los llamó Voynich-A y Voynich-B. Curiosamente, Voynich-A y Voynich-B son dos estilos diferentes de escritura, aunque ambos usan el mismo alfabeto. Cada página del libro está escrito íntegramente en A o B. Las secciones de biología y de las estrella del libro están escritos en Voynich-B, los otros están escritos en Voynich-A. La excepción es la sección primera y más grande, la de botánica, que contiene una combinación de los dos. Pero no están mezcladas. El libro está encuadernado en bifolios, que son grupos de páginas dobladas, que se apilan una encima de la otra para formar un libreto. Cada bifolio en el manuscrito Voynich está escrito íntegramente en un idioma u otro.
Terminaremos con la teoría que quizás es la que está más fundamentada en todo el conocimiento que tenemos sobre el libro. A principios del siglo XV, quizá un profesional (un médico, astrólogo o alquimista), quiso crear algo de material con aspecto de contener sabiduría que demostrase que el propietario tenía conocimientos genuinos de Oriente. Quizá contrató a un monje o escriba para producir un libro lleno de extraordinarias y curiosas ilustraciones de múltiples ciencias, escrito con un texto que nadie pudiese leer, de tal manera que que él podría decir a sus clientes que era la fuente de la gran sabiduría oriental que atesoraba. El monje con la ayuda de otro colega idearon un alfabeto y utilizaron su conocimiento de varios idiomas para elaborar un texto convincente pero sin sentido. Lo hicieron tan bien que su propietario podría incluso haberlo utilizarlo para impresionar a sus colegas. Así, este profesional anónimo terminó con un material de marketing impresionante, que era conceptualmente equivalente a la bata usada por un naturópata, el diagrama de energía en la pared de un gurú de yoga, o el doctorado comprado en internet por quien todos sabemos.
Quizá algún día alguien encuentre algún significado en este manuscrito, pero hoy por hoy esta es la mejor de las teorías.
Fuente: Skeptoid
Claudio
19/03/13 22:53
@ lunnaris2012:
El link que posteo a continuación encontrara un resumen del método y las normas de datación.
http://www.radiocarbon.com/espanol/sobre-carbono-datacion.htm
The Regulator
19/03/13 23:42
lunnaris2012 dijo:
Un aplauso… pero… por que no me extraña ?
lunnaris2012
20/03/13 00:34
The Regulator dijo:
¿No serás tú el autor del tal manuscrito?¿Qué carajos dices?